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Title: Buena Nueva de acuerdo a Mateo: Traducción de dominio público abierta a mejoras
Release Date: 2 May 2004 [eBook #12500]
Language: Spanish
Character set encoding: iso-8859-1
***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK BUENA NUEVA DE ACUERDO A MATEO: TRADUCCIÓN DE DOMINIO PÚBLICO ABIERTA A MEJORAS***
Esta traducción se basa especialmente en la biblia World English Bible - WEB (http://www.ebible.org). Así como la biblia World English Bible, esta traducción y sus fuentes se liberan al dominio público. En particular están permitidos por siempre el uso ilimitado, la redistribución, reproducción y retransmisión por cualquier medio conocido o por conocer así como su modificación. Nosotros, los traductores, no ofrecemos garantía alguna, sólo quisiéramos hacer la voluntad de Dios (aunque no estamos seguros de estar haciéndola bien). Sin los conocimientos, ni autoridad que requiere una traducción de un texto inspirado por Dios, nos atrevimos a comenzar porque no habíamos encontrado una versión de este texto en español y de dominio público. Probablemente al traducir hemos introducido errores y eventualmente la versión en la que nos basamos también tenga (aunque hemos procurado comparar con otras traducciones). Quien movido por su fe en Jesús desee mejorar esta traducción está cordialmente invitados al grupo virtual evangelios-dp http://groups.yahoo.com/group/evangelios-dp Puede buscar actualizaciones o citar como fuente de la traducción: http://de.geocities.com/nuestroamigojesus/bdp Lo invitamos a difundir esta traducción, a mejorarla pero sobre todo a colaborar en la construcción del Reino de Dios que creemos se logra haciendo la voluntad de Dios, siguiendo a Jesús.
1El libro de la generación de Jesús Cristo[2], el hijo de David, el hijo de Abraham. 2Abraham fue el padre de Isaac. Isaac fue el padre de Jacob. Jacob fue el padre de Judá y sus hermanos. 3Judá fue el padre de Fares y de Zara, la madre fue Tamar. Fares fue el padre de Esrom. Esrom fue el padre de Aram. 4Aram fue el padre de Aminadab. Aminadab fue el padre de Naasón. Naasón fue el padre de Salmón. 5Salmón fue el padre de Booz cuya madre fue Rahab. Booz fue el padre de Obed cuya madre fue Rut. Obed fue el padre de Isaí. 6Isaí fue el padre del rey David. David fue el padre de Salomón y la madre fue quien había sido la esposa de Urias. 7Salomón fue el padre de Roboam. Roboam fue el padre de Abias. Abias fue el padre de Asa. 8Asa fue el padre de Josafat. Josafat fue el padre de Joram. Joram fue el padre de Uzias. 9Uzias fue el padre de Jotam. Jotam fue el padre de Acaz. Acaz fue el padre de Ezequias. 10Ezequias fue el padre de Manasés. Manasés fue el padre de Amón. Amón fue el padre de Josías. 11Josías fue el padre de Jeconías y sus hermanos, en el tiempo del cautiverio en Babilonia[3]. 12Después del cautiverio en Babilonia, Jeconías fue el padre de Salatiel. Salatiel fue el padre de Zerobabel. 13Zerobabel fue el padre de Abiud. Abiud fue el padre de Eliaquim. Eliaquim fue el padre de Azor. 14Azor fue el padre de Sadoc. Sadoc fue el padre de Aquim. Aquim fue el padre de Eliud. 15Eliud fue el padre de Eleazar. Eleazar fue el padre de Matán. Matán fue el padre de Jacob. 16Jacob fue el padre de José, el esposo de Maria, de quien Jesús[4] fue concebido, a quien se llama Cristo. 17Así que todas las generaciones de Abraham hasta David son catorce; de David al cautiverio en Babilonia catorce generaciones; y del cautiverio en Babilonia hasta el Cristo, catorce generaciones.
18El nacimiento de Jesús Cristo fue así; después de que su madre, Maria se había comprometido con José, y antes de que estuvieran juntos, ella se encontró embarazada por el Espíritu Santo. 19José, su marido, siendo un hombre correcto, y no queriendo hacer de ella un ejemplo público, pretendía separarse de ella[5] en secreto. 20Pero cuando él pensaba estas cosas, un ángel del Señor se le apareció en un sueño, diciendo, «José, hijo de David, no te preocupes por tomar a María, tu esposa, porque el niño que se ha concebido en ella es del Espíritu Santo. 21Ella dará a luz un hijo. Debes llamarlo Jesús, porque será quien salvará a su gente de sus pecados.»
22Todo esto ocurrió, para que se cumpliera lo que había sido dicho por el Señor por intermedio de los profetas,
23«Observen, la virgen concebirá[6] un niño, Y dará a luz un hijo.
Y lo llamarán Emanuel;» Que traducido significa es «Dios está con nosotros.»
24José despertó de su sueño, e hizo lo que el ángel del Señor le ordenó, y tomó a su esposa consigo; 25y no la conoció[7] hasta que ella dio a luz a su primer hijo. Él[8] lo llamó Jesús.
1Cuando Jesús nació en Belén de Judea, en los días que Herodes era rey, ocurrió, que desde el este vinieron hombres sabios[9] hacia Jerusalén, diciendo, 2«¿Dónde está aquel que nace como Rey de los Judíos? Porque vimos su estrella en el este, y hemos venido a adorarlo.» 3Cuando el rey Herodes lo escuchó, se perturbó, y todo Jerusalén con él. 4Reuniendo a todos los jefes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó donde nacería el Cristo. 5Ellos le dijeron, «En Belén de Judea, porque así está escrito por intermedio del profeta,
6`Tu Belén, tierra de Judá, No eres de forma alguna menos entre los príncipes[10] de Judá:
Porque de ti saldrá un gobernador[11], Que será el pastor de mi pueblo[12], Israel.´»
7Entonces Herodes llamó en secreto a los hombre sabios, y supo de ellos exactamente a que hora había aparecido la estrella. 8Los envió a Belén, y les dijo, «Vayan y busquen diligentemente al niño. Cuando lo hayan encontrado, traíganme la noticia, así yo también podré ir a adorarlo.»
9Ellos, habiendo oído al rey, continuaron su camino; y ocurrió, que la estrella que habían visto en el este, fue delante de ellos, hasta que se posó sobre el lugar donde estaba el niño. 10Cuando vieron la estrella, se regocijaron con gran alegría. 11Entraron a la casa y vieron al niño con Maria, su madre, cayeron y lo adoraron. Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12Habiendo sido avisados en un sueño que no debían volver donde Herodes, regresaron a sus países por otra ruta.
13Cuando ellos habían partido, un ángel del Señor se apareció a José en un sueño, diciendo, «Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto[13], quédate allá hasta que te diga, porque Herodes buscará al niño para destruirlo.»
14José se levantó, tomó al niño y a su madre en la noche, y partió hacia Egipto, 15y allí estuvo hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo que fue dicho por el Señor por intermedio del profeta, «De Egipto llamé a mi hijo.»
16Entonces Herodes, cuando vio que los hombres sabios no habían cumplido, se molestó excesivamente, y ordenó matar a todo niño hombre que hubiera en Belén y en los alrededores, y que tuviera 2 años o menos, de acuerdo al tiempo exacto que él había conocido de los hombre sabios. 17Así lo que había sido dicho por Jeremías el profeta se cumplió,
18«Se oyó una voz en Ramá, Lamentos, llanto y gran tristeza
Raquel llorando por sus niños;Ella no sería consolada[14], Porque ellos ya no son[15].»
19Pero cuando Herodes murió, ocurrió, que un ángel del Señor se apareció en un sueño a José en Egipto, y le dijo[16], 20«Levántate, toma al niño y a su madre, y ve a la tierra de Israel, porque quienes buscaban la vida del niño ya están muertos.»
21Se levantó y tomó al niño y a su madre, y fue a la tierra de Israel. 22Pero cuando escuchó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allí. Siendo avisado en un sueño, fue a la región de Galilea, 23y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliera lo que había sido dicho por los profetas: «Será llamado un Nazareno.»
1En esos días, Juan el Bautista vino, predicando en el desierto de Judea, diciendo[17], 2«¡Arrepiéntanse, porque el Reino de Dios está a la mano!» 3Pues este era aquel de quien habló Isaías el profeta, diciendo,
«La voz de una persona gritando en el desierto, Alisten el camino del Señor, Hagan sus caminos rectos.»
4Juan vestía ropa hecha de pelo de camello, con un cinturón de cuero alrededor de su cintura. Su comida eran grillos y miel salvaje. 5Entonces la gente de Jerusalén, y de toda Judea, y de todas las regiones alrededor del Jordán fueron a él. 6Fueron bautizados[18] por él en el Jordán, confesando sus pecados. 7Pero cuando vio a muchos de los fariseos y saduceos viniendo por su bautizo les dijo, «Ustedes nido de víboras, ¿Quién les advirtio huir de la ira que vendrá?[19] 8¡Entonces den fruto de arrepentimiento valedero! 9No piensen, `Tenemos a Abraham como nuestro padre,´ porque les digo que Dios puede hacer crecer hijos de Abraham de estas piedras.
10«Justo ahora el hacha está en la raíz de los árboles. Entonces, todo árbol que no de buenos frutos es cortado, y arrojado al fuego. 11De hecho yo los bautizo[20] en agua para el arrepentimiento, pero aquel que viene tras de mi es más poderoso que yo, no soy digno de llevar sus zapatos. Él los bautizará en el Espíritu Santo. [21] 12El rastrillo está en su mano, y Él limpiará los desperdicios de su piso. Reunirá su trigo en el granero, pero los desperdicios los quemará con fuego inextinguible.
13Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. 14Pero Juan se opuso, diciendo, «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿Y tu vienes a mí?»
15Pero Jesús, le contestó, «Permítelo ahora, porque esta es la forma apropiada para nosotros de cumplir con toda la rectitud.» Entonces él se lo permitió. 16Cuando Jesús fue bautizado, salió directamente del agua: y ocurrió que los cielos se abrieron hacia Él. Vio al Espíritu de Dios descendiendo como una paloma, y viniendo a Él. 17Ocurrió, que una voz salió de los cielos diciendo, «Este es mi hijo amado, en quien estoy bien complacido[22].»
1Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu[23] al desierto para ser tentado por el diablo. 2Cuando había ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3El que tienta vino y le dijo, «Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.»
4Pero Él le contestó, «Está escrito, `El hombre no debe vivir sólo de pan, sino de cada palabra que proceda de la boca de Dios.´»
5Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa. Lo puso en la torre del templo, 6y le dijo, «Si eres el Hijo de Dios, lánzate porque está escrito, `Con respecto a ti, encargará a sus ángeles.´ y,
`En sus manos, te cargarán, Para que no tropiece tu pie contra una piedra.´»
7Jesús le dijo, «También está escrito, `No debes probar al Señor, tu Dios.´»
8De nuevo, el diablo lo llevó a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos de la tierra en su gloria. 9Le dijo, «Te daré todas estas cosas, si te arrodillas y me adoras.»
10Entonces Jesús le dijo, «¡Aléjate de mí[24] Satanás! Porque está escrito, `Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a Él le servirás.´»
11Entonces el diablo lo dejó, y ocurrió, que vinieron ángeles y lo atendieron. 12Cuando Jesús escuchó que Juan había sido arrestado[25], volvió a Galilea. 13Saliendo de Nazaret, fue y vivió en Capernaum, que está al lado del lago, en la región de Zabulón y Neftalí, 14Para que se cumpliera lo que fue dicho por intermedio de Isaías el profeta,
15«La tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, Hacia el lago, más allá del Jordán, Galilea de los Gentiles[26],
16La gente que se sentaba en la oscuridad vio una gran luz, A aquellos que se sentaban en la región y a la sombra de la muerte, Para ellos la luz ha comenzado[27].»
17Desde ese entonces, Jesús comenzó a predicar y a decir, «¡Arrepiéntanse![28] Porque el Reino de Dios está a la mano.»
18Caminando por el lago de Galilea, Jesús vio dos hermanos: Simón, quien es llamado Pedro, y Andrés, su hermano, echando una red al lago; pues eran pescadores. 19Les dijo, «Síganme, y los haré pescadores de hombres.»
20Ellos de inmediato dejaron sus redes y lo siguieron. 21Partiendo de allí, vio a otros dos hermanos, Santiago el hijo de Zebedeo y Juan su hermano, estaban en el bote con Zebedeo su padre, arreglando sus redes. Él los llamó. 22Ellos de inmediato dejaron el bote y a su padre, y lo siguieron.
23Jesús fue por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando la Buena Nueva del Reino, y sanando todo desorden y toda enfermedad entre la gente. 24La noticia sobre Él se difundió por toda Siria. Le llevaron a todo el que estaba enfermo, afligidos por varios desordenes[29]y tormentos, poseídos por demonios, epilépticos[30] y paralíticos; y Él los sanó. 25Grandes multitudes de Galilea, Decapolis, Jerusalén, Judea y de más allá del Jordán lo seguían.
1Viendo las multitudes, subió a una montaña. Cuando se había sentado sus discípulos fueron donde Él. 2Abrió su boca y les enseñó diciendo,
3«Benditos[31] los pobres en espíritu[32], porque de ellos es el Reino de Dios.
4Benditos aquellos que se lamentan Porque serán confortados.
5Benditos sean los que no emplean violencia[33], Porque heredarán la tierra.
6Benditos quienes tengan hambre y sed de justicia[34], Porque serán saciados.
7Benditos sean los piadosos, Porque obtendrán piedad.
8Benditos los puros de corazón, Porque verán a Dios.
9Benditos quienes hacen la paz, Porque serán llamados hijos de Dios.
10Benditos aquellos que sean perseguidos por causa de la justicia, Porque de ellos es el Reino de Dios.
11«Benditos sean ustedes cuando la gente los reproche, los persiga, y diga toda clase de maldades falsamente en contra de ustedes, por mi causa. 12Alégrense y estén muy contentos, pues grande es su recompensa en el cielo. Pues así es como han perseguido a los profetas que estuvieron antes de ustedes.
13«Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal ha perdido su sabor, ¿Con que podrá volvérsele a dar el sabor? Entonces no es buena para nada, sólo para ser arrojada y pisada bajo los pies de los hombres. 14Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad ubicada en una montaña no puede ocultarse. 15Ni ustedes prenden una lampara, y la ponen debajo de un recipiente, sino en una repisa; y brilla para todos los que están en la casa. 16Así mismo, permitan que su luz brille ante los hombres; que ellos puedan ver sus buenas obras, y den gloria al Padre que está en el cielo.
17«No piensen que he venido a destruir la ley o los profetas. No viene a destruir, sino a completar. 18Porque con seguridad, les digo, hasta que el cielo y la tierra pasen, ni siquiera la letra más pequeña[35] ni un pequeño trazo de la ley saldrá de forma alguna, hasta que todas las cosas estén cumplidas. 19Entonces, quien rompa uno de estos mandamientos, y le enseñe a otros a hacerlo, será llamado pequeño en el Reino de Dios; pero quien los cumpla y los enseñe será llamado grande en el Reino de Dios. 20Porque les digo que a menos que su rectitud exceda a la de los escribas y fariseos, no hay forma de que entren en el Reino de Dios.
21«Ustedes han oído que fue dicho a los antiguos, `No debes matar;´ y `Quien mate estará en peligro del juicio[36].´ 22Pero les digo, cualquiera que este de mal genio con su hermano[37] sin una causa estará en peligro del juicio; y cualquiera que le diga a su hermano, `¡Raca[38]!´ estará en peligro del Concejo; y cualquiera que le diga, `¡Tu, tonto!´ estará en peligro del fuego de Gehena[39].
23«Entonces si estás dando una ofrenda en el altar, y allí recuerdas que tu hermano tiene algo en contra tuya[40], 24deja la ofrenda allí ante el altar, y sigue tu camino. Primero reconcíliate con tu hermano y después ve y da tu ofrenda. 25Llega a un acuerdo con tu adversario rápidamente, mientras que está con él en el camino [41]; porque tal vez el fiscal[42] podría entregarte al juez, y el juez entregarte al oficial, y podrías ser arrojado a prisión[43]. 26Con seguridad les digo, de ninguna forma saldrán de ahí, mientras no paguen hasta el último centavo[44].
27«Ustedes han oído que se dijo, [45]`No cometerás adulterio;´ 28pero les digo que quien mire a una mujer con deseo, ya ha cometido adulterio en su corazón. 29Si tu ojo derecho te hace tropezar, sácatelo y arrójalo lejos de ti. Porque es mejor par ti que uno de tus miembros perezca, a que tu cuerpo entero sea arrojado a Gehena. 30Si tu mano derecha te hace tropezar, córtatela y arrójala lejos. Porque es mejor para ti, que uno de tus miembros perezca, a que tu cuerpo entero sea arrojado a Gehena.
31«También se dijo, `Cualquiera que aleje a su mujer, que le de un certificado de divorcio,´ 32pero les digo que cualquiera que aleje a su mujer, excepto a causa de inmoralidad sexual, la hace una adultera; y cualquiera que se case con ella cuando sea alejada comete adulterio.
33«Ustedes también han oído que les fue dicho a los de los tiempos antiguos, `No harás promesas falsas[46], sino que cumplirás lo que has prometido al Señor[47],´ 34pero les digo, no juren: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35ni por la tierra, porque es el estrado para sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36Ni jurarás por tu cabeza, porque ni siquiera puedes hacer blanco o negro un cabello. 37En cambio que tu `Si´ sea `Si´ y que tu `No´ sea `No.´ Lo que sea más que esto es del malo[48].
38«Ustedes han oído que fue dicho, `Ojo por ojo, y diente por diente.´ 39Pero les digo, no se resistan al que les hace mal[49]; sino que a cualquiera que te golpee en tu mejilla derecha, ponle la otra también. 40Si alguien busca llevarte a juicio para quitarte el abrigo, déjale tener tu capa también. 41A cualquiera que te obligue a caminar[50]una milla, ve con él dos. 42Dale al que te pide, y no te alejes del que desea pedirte prestado[51].
43«Ustedes han oído que fue dicho, `Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo.´ 44Pero les digo, amen a sus enemigos, bendigan a quien los maldiga, hagan el bien a quien los odie, y oren por quienes los maltratan y los persigan. 45para que puedan ser hijos de su Padre que está en el cielo. Porque Él hace que el sol salga sobre los malos y los buenos, y envía lluvia sobre el justo y el injusto. 46Porque si aman a aquellos que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿Acaso no hacen lo mismo los recolectores de impuestos[52]? 47Si sólo saludas a tus amigos, ¿qué haces de más que los demás? ¿Acaso no hacen lo mismo los paganos[53]? 48Entonces sean perfectos, tal como su Padre en el cielo es perfecto.
1«Tengan cuidado de no dar sus ofrendas de caridad[54] ante los hombres, para ser vistos por ellos, o de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre quien está en el cielo. 2Entonces cuando hagas actos de caridad, no toques una trompeta enfrente tuyo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para poder obtener gloria de hombres. Con seguridad te digo, ellos ya han recibido su recompensa. 3Cuando hagas actos de caridad, no permitas que tu mano izquierda sepa lo que tu mano derecha hace[55], 4para que tus actos de caridad sean en secreto, entonces tu Padre que ve en secreto te recompensará abiertamente.
5«Cuando reces, no seas como los hipócritas, pues ellos aman levantarse y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calle, para poder ser vistos por hombres. Con seguridad, te digo, ellos ya recibieron su recompensa. 6Pero tu, cuando ores, entra en su cuarto, y habiendo cerrado la puerta, ora a tu Padre quien está en secreto, y tu Padre quien ve en secreto te recompensará abiertamente. 7Al rezar, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles; pues ellos creen que serán oídos porque hablan mucho. 8Por eso no sean como ellos, pues su Padre sabe lo que ustedes necesitan desde antes que lo pidan. 9Oren así: `Padre nuestro en el cielo, que tu nombre permanezca santo. 10Que tu Reino venga. Que se haga tu voluntad, tanto en el cielo como en la tierra. 11Danos hoy nuestro pan diario. 12Perdona nuestras ofensas[56], como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido[57]. 13No nos lleves a la tentación, sino líbranos del malo. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por siempre. Amén.´
14«Pues si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones[58], su Padre celestial también los perdonará. 15Pero si ustedes no perdonan a los hombres sus transgresiones, el Padre tampoco perdonara las de ustedes.
16«Además cuando ayunen, no sean como los hipócritas, con caras tristes. Pues desfiguran sus caras, para que su ayuno pueda ser visto por hombres. Con seguridad les digo, ellos ya han recibido su recompensa. 17Pero tu, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro; 18para que el ayuno no sea visto por otros hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en secreto, te recompensará.
19«No acumulen tesoros para ustedes mismos en la tierra, donde las polillas y el óxido[59] consumen y donde los ladrones irrumpen y roban; 20pero acumulen tesoros para ustedes mismos en el cielo, en donde ni las polillas ni el óxido consumen y donde los ladrones no entran a robar; 21pues en donde está tu tesoro, allí también está tu corazón.
22«La lampara del cuerpo es el ojo. Así que si tu ojo se encuentra sano, tu cuerpo entero estará lleno de luz. 23Pero si tu ojo es malvado[60] tu cuerpo entero estará lleno de oscuridad. Así que si la luz que está dentro de ti es oscuridad, ¡que tan grande es la oscuridad!
24«Nadie puede servir a dos maestros, pues a uno odiará y al otro amará; o será devoto a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas[61]. 25Por eso les digo, no se afanen por su vida: lo que comerán o lo que tomarán ni por lo que se pondrás en el cuerpo. ¿No es la vida más que comida y el cuerpo más que el vestido? 26Miren los pájaros del cielo, ellos no siembran, ni recogen, ni recolectan en graneros. Su Padre celestial los alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellos?
27«¿Cuál de ustedes, afanándose, puede aumentar un momento[62] su tiempo de vida? 28¿Por qué se afanan por el vestido? Consideren los lirios del campo, como ellos crecen. No trabajan, ni tejen, 29y sin embargo les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30Y si Dios así viste al pasto del campo, que existe hoy, y que mañana es arrojado al horno, ¿No los vestirá más a ustedes, gente de poca fe?
31«Entonces no se afanen, diciendo, `¿Que comeremos?,´ `¿Qué beberemos?´ o `¿Con que nos vestiremos?´ 32Pues los gentiles[63] buscan todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todo esto. 33Busquen primero el Reino de Dios, y su justicia; y todas estás cosas también les serán dadas. 34Entonces no se afanen por mañana, pues mañana estarán ansiosos por mañana mismo. Son suficientes los males propios de cada día.
1«No juzguen y no serán juzgados. 2Pues con cualquier juicio que juzguen, con ese serán juzgados; y con la medida que midan, con esa serán medidos. 3¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano, y no consideras la viga en tu propio ojo? 4¿Cómo le puedes decir a tu hermano `Déjame sacar esa paja de tu ojo;´ cuando ocurre que la viga está en el tuyo? 5¡Tu hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6«No des lo que es sagrado a los perros, ni arrojes tus perlas a los cerdos, pues tal vez la pisarán bajo sus pies, y se volverán y te harán pedazos.
7«Pidan, y se les dará. Busquen y encontrarán. Golpeen la puerta y se abrirá para ustedes. 8Pues todo el que pide recibe. Quien busca encuentra. A aquel que golpea la puerta se le abrirá. 9¿O quien de ustedes, si su hijo le pide un pan, le da una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Entonces si ustedes, siendo malos, saben como darle buenos regalos a sus hijos, ¡cuanto más su Padre que está en el cielo les dará buenas cosas a los que le pidan! 12Entonces cualquier cosa que deseen que los hombre les hagan, eso les deben hacer; pues así dice la ley y los profetas[64].
13«Entren por la puerta angosta; pues amplia es la puerta y ancho el camino que conducen a la destrucción, y muchos son los que entran por esa. 14¡Cuan angosta es la puerta, y restringido es el camino que conduce a la vida! Son pocos los que lo encuentran.
15«Tengan cuidado de los falsos profetas, los cuales vienen a ti vestidos como ovejas pero son lobos feroces. 16Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso recoges uvas de espinos o higos de los cardos. 17Aún así, cada árbol bueno produce buenos frutos; pero los árboles corruptos producen frutos malos. 18Un buen árbol no puede producir malos frutos, ni un árbol corrupto puede producir buenos frutos. 19Cada árbol que no produce buenos frutos es derribado y arrojado al fuego. 20Así pues por sus frutos los reconocerás. 21No todo aquel que me dice `Señor, Señor,´ entrará al Reino de los Cielos; sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 22Muchos me dirán ese día, `Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, sacamos demonios en tu nombre e hicimos muchas obras maravillosas?´ 23Entonces les diré, `Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes que trabajan sin rectitud.´
24«Entonces todo el que oye estas palabras de mí, y las practica, yo lo compararé con un hombre sabio, quien construye su casa sobre una roca. 25La lluvia vino, las inundaciones vinieron, y los vientos soplaron y golpearon la casa; y esta no callo, porque tenía bases en la roca. 26Todo aquel que escucha mis palabras, y no las practica será como un hombre necio, que construye su casa sobre arena. 27La lluvia llega, las inundaciones llegan, los vientos soplan y golpean la casa, y esta cae y grande es su caída.
28Ocurrió, cuando Jesús había terminado de decir estas cosas, que las multitudes estaban atónitas con su enseñanza, 29pues Él les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
1Cuando bajó de la montaña, grandes multitudes lo siguieron. 2Ocurrió, que un leproso fue donde Él, lo alabó diciendo, «Señor, si tu quieres, puedes hacerme limpio.»
3Jesús estiró su mano, lo tocó, diciendo, «Yo quiero. Queda limpio.» Inmediatamente su lepra fue sanada. 4Jesús le dijo, «Observa, no le digas a nadie, pero ve, muéstrate al sacerdote, y da la ofrenda que Moisés ordenó, como testimonio para ellos[65].»
5Cuando llegó a Capernaum, un centurión fue don Él, pidiéndole, 6«Señor, mi siervo[66] yace en casa paralizado, atrozmente atormentado.»
7Jesús le dijo, «Iré y lo sanaré.»
8El centurión le contestó, «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Sólo dí la palabra, y mi siervo será sanado. 9Pues yo también soy un hombre bajo la autoridad, teniendo a mi cargo soldados. Le digo a este, `Ve,´ y él va, y le digo a otro, `Ven,´ y él viene; y le digo a mi siervo, `Haz esto,´ y él lo hace.»
10Cuando Jesús escucho esto, se maravilló, y le dijo a los que lo seguían, «Con seguridad les digo, que no he encontrado una fe tan grande, ni siquiera en Israel. 11Les sigo que muchos vendrán de este y oeste, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de Dios, 12mientras que los niños del Reino serán arrojados en la oscuridad exterior. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.» 13Jesús le dijo al centurión, «Sigue tu camino. Que se cumpla para ti como tu lo haz creído.» Su siervo[67] fue sanado en ese instante.
14Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro vio a su suegra acostada con fiebre. 15Le tocó la mano y la fiebre se fue. Ella se levantó y comenzó a servirle. Se lee «servirles» en vez de «servirle.» 16Cuando cayó la tarde le llevaron muchos poseídos por demonios. Expulsó los espíritus con una palabra y sanó a todos los que estaban enfermos; 17para que así se cumpliera lo que el profeta Isaías dijo: «Él nos quitó[68] nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.» 18Cuando Jesús vio las grandes multitudes a su alrededor dio la orden de partir hacia el otro lado.
19Un escriba vino y le dijo, «Maestro, yo te seguiré a donde vayas.»
20Jesús le dijo, «Los lobos tienen madrigueras y los pájaros del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tienen lugar alguno donde reposar su cabeza.»
21Otro de sus discípulos le dijo, «Señor, permíteme primero ir a enterrar a mi padre.»
22Pero Jesús le dijo, «Sígueme y deja a los muertos enterrar a sus propios muertos.»
23Cuando se subió al bote sus discípulos lo siguieron. 24Una gran tempestad se levantó del mar, el barco estaba cubierto por las olas pero Jesús estaba dormido. 25Fueron donde Jesús y lo despertaron diciendo, «¡Sálvanos Señor! ¡Estamos muriendo!»
26Él les dijo, «¿Por qué tienen miedo, ustedes hombres de poca fe?» Entonces se levantó, reprendió al viento y al mar, y hubo una gran calma.
27Los hombres se asombraron diciendo, «¿Qué clase de hombre es este que hasta el viento y el mar le obedecen?»
28Cuando llegó al otro lado a la región de Gadara dos personas poseídas por demonios lo encontraron allí, salían de las tumbas de forma violenta, así que nadie podía pasar por ese camino. 29Ocurrió, que gritaron «¿Qué tenemos que ver contigo Jesús, Hijo de Dios? ¿Haz venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?» 30Había una piara de cerdos alimentándose lejos de allí. 31Los demonios le suplicaron diciendo, «Si nos expulsas permítenos meternos a esa piara de cerdos.»
Salieron y entraron en los cerdos; y ocurrió, que los cerdos corrieron hasta caer por el precipicio al mar y murieron en el agua. 33Los que alimentaban a los cerdos huyeron a la ciudad y contaron todo lo sucedido, incluyendo lo que paso con los que estaban poseídos por los demonios. 34Toda la ciudad salió a encontrarse con Jesús. Cuando lo vieron le rogaron que se fuera de sus fronteras.
1Entró al bote, y cruzó, para llegar a su propia ciudad. 2Ocurrió, que le llevaron un hombre que estaba paralizado, y que yacía sobre una camilla[69]. Jesús viendo su fe, le dijo al paralítico, «¡Hijo, alégrate! Tus pecados te son perdonados.»
3Algunos de los escribas dijeron entre ellos, «Este hombre blasfema.»
4Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo, «¿Por qué piensan mal en sus corazones? 5Pues ¿qué es más fácil, decir `Tus pecados son perdonados;´ o decir `Levántate, y camina?´ 6Sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad sobre la tierra para perdonar pecados.» Entonces le dijo al paralítico, «Levántate, toma tu camilla, y ve a tu casa.»
7Él se levantó y fue a su casa. 8Y cuando la multitud vio esto, se maravilló y dio gloria a Dios, quien le había tal autoridad a los hombres.
9Cuando Jesús salía de allí, vio a un hombre llamado Mateo sentado en la oficina de recolección de impuestos. Le dijo, «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. 10Ocurrió mientras se sentaba en la casa[70], que muchos recolectores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con Jesús y sus discípulos. 11Cuando los fariseos vieron esto, dijeron a sus discípulos, «¿Por qué su maestro come con recolectores de impuestos y pecadores?»
12Cuando Jesús los escucho, les dijo, «Aquellos que son saludables no necesitan un médico, pero si quienes están enfermos.» 13Ustedes vayan y aprendan lo que esto significa: `Deseo piedad, no sacrificio,´ pues no vine a llamar al justo, sino a los pecadores al arrepentimiento.»
14Entonces los discípulos de Juan fueron donde Jesús diciendo, «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos mucho pero tus discípulos no ayunan?»
15Jesús les dijo, «¿Acaso pueden estar tristes los amigos[71] del novio mientras él está con ellos? Pero vendrán los días cuando el novio les sera quitado y entonces ahí ayunarán. 16Nadie pone un pedazo de tela nueva en un vestido viejo; pues el parche se rasgará[72] y hará un hueco más grande aún. 17Ni tampoco la gente pone vino nuevo en cueros viejos porque se revientan los cueros y tanto cueros como vino quedan inservibles. Se pone vino nuevo en cueros nuevos y ambos se conservan.»
18Mientras les decía estas cosas un jefe de los judíos llegó donde Él y se arrodillo diciendo, «Mi hija acaba de morir pero ven y pon tu mano sobre ella y ella vivirá.»
19Jesús se levantó y lo siguió al igual que sus discípulos. 20Entonces una mujer que sufría de hemorragias de sangre durante doce años se acerco a Él por detrás y le tocó el borde de su manto; 21pues ella se dijo a si misma, «Si yo solo toco su manto seré sanada.»
22Pero Jesús dándose vuelta y viéndola, le dijo «¡Hija, alégrate! tu fe te ha hecho bien[73].» Y la mujer fue sanada desde ese instante.
23Cuando Jesús entró en la casa del dirigente, vio a los interpretes de flauta[74] y a la multitud en un desorden ruidoso, 24y les dijo, «Hagan espacio, porque la niña no está muerta, sino durmiendo.»
Entonces ellos lo ridiculizaron. 25Pero cuando la multitud fue sacada, Él entró, tomó su mano y la niña se levantó. 26La noticia de esto se difundió por toda la región. 27Mientras Jesús salía de allí, dos hombres ciegos lo siguieron, llamándolo y diciendo, «¡Ten piedad de nosotros, hijo de David!»
28Cuando había entrado en la casa, los ciegos fueron donde Él. Jesús les dijo, «¿Creen que yo puedo hacer esto?»
Ellos le dijeron, «Si, Señor.»
29Entonces Él tocó sus ojos, diciendo, «Que se cumpla en ustedes, de acuerdo a su fe.» 30Sus ojos se abrieron. Jesús les indicó estrictamente, «Cuiden que nadie sepa sobre esto.» 31Pero ellos salieron y difundieron su fama en toda la región.
32Cuando se iban, ocurrió, que un hombre mudo que estaba poseído por un demonio le fue llevado. 33Cuando el demonio fue expulsado, el mudo pudo hablar. La multitud maravillada, decía, «¡Nunca antes había sido visto en Israel algo como esto!»
34Pero los fariseos decían, «Por el príncipe de los demonios, Él expulsa demonios.»
35Jesús fue por todas las ciudades y villas, enseñando en sus sinagogas, predicando la Buena Nueva del Reino, y sanando todo sufrimiento y toda enfermedad entre la gente. 36Pero cuando vio las multitudes, fue movido por la compasión hacia ellos, porque estaban cansados y se dispersaban como ovejas sin un pastor. 37Entonces le dijo a los discípulos, «De hecho la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38Por esto recen al Señor de la cosecha para que envíe trabajadores.»
1Llamó[75] a sus doce discípulos, y les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para expulsarlos, y para sanar todo sufrimiento y toda enfermedad. 2Los nombres de los doce apóstoles son estos. El primero, Simón, quien es llamado Pedro; Andrés, su hermano; Santiago el hijo de Zebedeo, Juan su hermano; 3Felipe; Bartolome; Tomás; Mateo el recolector de impuestos; Santiago el hijo de Alfeo; y Lebeo quien era llamado Tadeo[76]; 4Simón el cananita[77]; y Judas Iscariote, quien también[78] lo traicionó.
5Jesús envió a estos doce, y les encargó, «No vayan entre los gentiles, y no entren en ninguna ciudad de samaritanos. 6En cambio, vayan a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Mientras van, prediquen, `¡El Reino de Dios está a mano!´ 8Sanen los enfermos, limpien a los leprosos, [79] y expulsen demonios. Recibieron gratuitamente, así que den gratuitamente. 9No lleven[80] oro, ni plata, ni bronce en sus monederos. 10No lleven bolsa para su viaje, ni dos vestidos, ni zapatos, ni bastón: pues el trabajador merece su comida. 11En cualquier ciudad o pueblo que entren, encuentren a[81] quien se lo merece, y quédense allí hasta que se vayan. 12Cuando entre a una[82] casa, den un saludo de paz[83]. 13Si la familia lo merece que su paz vaya a la casa; pero si no lo merece que su paz regrese a ustedes. 14Si alguien no los recibe, ni escucha sus palabras, mientras salen de la casa o de la ciudad, sacudan el polvo de sus pies. 15Con seguridad les digo, será más tolerable para la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que para esa ciudad.
16«Observen, los envío como ovejas en medio de lobos. Entonces sean astutos como serpientes, e indefensos como palomas. 17Pero cuídense de los hombres: pues los enviarán a consejos, y en sus sinagogas los castigarán. 18Si, y serán llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y a las naciones[84]. 19Pero cuando los entreguen, no estén ansiosos sobre como o que dirán, pues en esa hora les será dado lo que dirán. 20Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre quien hablará en ustedes.
21«Un hermano enviará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo. Los hijos se levantarán contra sus padres, y por causa de ellos serán condenados a muerte[85]. 22Serán odiados por todos los hombre por causa de mi nombre, pero aquel que persista hasta el final será salvado[86]. 23Y cuando los persigan en esta ciudad, huyan a la siguiente, pues con seguridad les digo, ustedes no habrán ido por todas las ciudades de Israel, hasta que el Hijo del Hombre haya venido.
24«Un discípulo no está sobre su maestro, ni un siervo sobre su señor. 25Es suficiente para el discípulo ser como su maestro, y para el siervo ser como su señor. Si ellos han llamado al maestro de la casa Beelzebú, ¡cuanto más los de su familia! 26Entonces no les teman, pues no hay nada encubierto que no sea revelado, ni nada escondido que no sea conocido. 27Lo que les digo en la oscuridad, díganlo a la luz; y lo que escuchan susurrado al oído, proclámenlo desde los techos de las casas. 28No teman a aquellos que matan el cuerpo, y que no pueden matar el alma. Por el contrario, teman a quien es capaz de destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
29«¿No son vendidos dos pájaros por un asarión[87]? ¿Y si alguno cae a tierra, no es acaso a voluntad del Padre? 30pero cada uno de los cabellos de sus cabezas está contado. 31Por eso no se preocupen. Ustedes son de más valor que muchos pájaros. 32Entonces a todo aquel que me reconozca[88] ante los hombre, a él también yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. 33Pero a cualquiera que me niegue frente a los hombre, a él también lo negaré ante mi Padre que está en el cielo.
34«No piensen que he venido a traer calma[89] sobre la tierra. No vine a traer calma, sino una espada[90]. 35Pues he venido a poner un hombre en disputa contra[91] su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra la suegra. 36Los enemigos de un hombre serán aquellos de su propia familia. 37Aquel que ame a padre o madre más que a mí no es digno de mí[92]; y aquel que ame a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. 38Aquel que no tome su cruz y me siga, no es digno de mí. 39Aquel que encuentre su vida[93] la perderá; y aquel que pierda su vida por mi causa la encontrará. 40Aquel que los reciba me recibe, y aquel que me recibe a mi recibe al que me envió. 41Aquel que recibe a un profeta porque es un profeta[94], recibirá la recompensa del profeta; y aquel que recibe a un hombre justo[95] porque es justo, recibirá la recompensa de un hombre justo. 42Aquel que le da a uno de estos pequeños sólo un vaso de agua fría para beber por ser un discípulo mio[96], con seguridad les digo que de ninguna forma perderá su recompensa.»
1Ocurrió que cuando Jesús había terminado de dar indicaciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en las ciudades. 2Cuando Juan escuchó en prisión de las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos 3a decirle, «¿Eres tu el que viene, o debemos buscar[97] otro?»
4Jesús les contestó, «Vayan y díganle a Juan las cosas que escuchan y ven: 5los ciegos reciben su vista, los minusválidos caminan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y la buena nueva es predicada a los pobres[98]. 6Bendito aquel que no encuentra ocasión para dudar de mi[99].
7Mientras se iban por su camino, Jesús comenzó a hablarles a las multitudes sobre Juan «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña movida por el viento? 8¿Pero qué fueron a ver? ¿Un hombre en suaves vestidos? Observen, que quienes visten vestidos suaves están en las casas de los reyes. 9¿Pero que fueron a ver? ¿A ver un profeta? Si, y les digo, mucho más que un profeta. 10Porque este es aquel de quien está escrito, `Observa, envió mi mensajero antes de tu gracia, quien preparará[100] el camino antes de ti.´ 11Con seguridad les digo, entre aquellos que han nacido de mujer no ha aparecido alguien más grande que Juan el Bautista; y aún así el que es menos en el Reino de Dios es más grande que él. 12Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo toman a la fuerza[101]. 13Pues todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14Si ustedes desean recibirlo, este es Elías, quien está por venir. 15Quien tenga oídos para escuchar, que escuche.
16«Pero ¿con qué compararé a esta generación? Es como niños que se sientan en la plaza, llaman a sus compañeros 17y dicen, `Tocamos la flauta para ustedes, y ustedes no bailaron. Lloramos por ustedes, y ustedes no se lamentaron[102].´ 18Pues Juan vino sin comer ni beber y ellos dijeron, `Tiene un demonio.´ 19El Hijo del Hombre vino comiendo y bebiendo y ellos dijeron, `¡Observen, un glotón y bebedor, un amigo de los recolectores de impuestos y de los pecadores!´ Pero la sabiduría se reconoce por sus obras[103].»
20Entonces comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de sus obras poderosas, porque no se arrepentían. 21«¡Pobre de ti, Corazín![104] ¡Pobre de ti, Betsaida! Pues si las obras poderosas que se han hecho en ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, la gente[105] se habría arrepentido hacia tiempo en camisas de penitencia y cenizas. 22Pero les digo, será más tolerable para Tiro y Sidón en el día del juicio que para ustedes. 23Tu, Capernaum, que eres exaltada hasta el cielo, bajarás al infierno. Pues si las poderosas obras que se han hecho en ti se hubieran hecho en Sodoma, habría permanecido hasta estos días. 24Pero les digo que será más tolerable para la tierra de Sodoma en el día del juicio que para ustedes.»
25En ese momento, Jesús dijo, «Te agradezco, Padre, Señor del cielo y la tierra, que escondes estas cosas al sabio y al entendido, y las revelas a los niños[106]. 26Si, Padre, pues así fue agradable a tu vista. 27Todo me ha sido enviado por mi Padre. Nadie conoce al Hijo, excepto el Padre, y nadie conoce al Padre, excepto el Hijo, y aquel a quien el Hijo desea revelárselo.
28«Vengan a mi, todos ustedes que trabajan y llevan pesadas cargas, y les daré descanso. 29Tomen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mi, pues yo soy tranquilo y humilde de corazón; y ustedes encontrarán descanso para sus almas. 30Pues mi yugo es fácil[107], y mi carga es liviana.»
1En ese tiempo, Jesús fue el día sabático por los campos de granos. Sus discípulos estaban hambrientos y comenzaron a arrancar granos y a comer. 2Pero cuando los fariseos los vieron, le dijeron, «Observa, tus discípulos hacen algo que no es permitido hacer en el día sabático.»
3Pero Él les dijo, «No han leído sobre lo que David hizo cuando él y sus acompañantes tenían hambre; 4como entró a la casa de Dios y comió del pan sagrado el cual no le era permitido comer ni tampoco a los que estaban con él, era solo para los sacerdotes. 5O no han leído en la ley que en el día sabático los sacerdotes en el templo ignoran[108] el día sabático, ¿acaso no tienen culpa? 6Pero les digo que uno más grande que el templo está aquí. 7Pero si ustedes hubieran sabido lo que esto significa, `quiero compasión y no sacrificio´ no habrían condenado al inocente. 8Pues el Hijo del Hombre es Señor del día sabático.»
9Él se marchó de allí, y entró a la sinagoga. 10Ocurrió que allí había un hombre con la mano tullida. Ellos le preguntaron, «¿Es legal sanar en el día sabático?» Para así poder acusarlo.
11Él les dijo, «¿Qué hombre hay entre ustedes que si tiene una oveja y esta se cae en un hoyo el día sabático no se aferra a ella y la saca de allí? 12¡Que tanto más valor tiene un hombre que una oveja! Por tal razón es legal hacer el bien en el día sabático.» 13Entonces le dijo al hombre, «Estira tu mano.» El estiró la mano; y esta quedó restaurada completamente tal como la otra mano. 14Pero los fariseo salieron y conspiraron en contra de Jesús para ver como lo podrían destruir. 15Jesús, percibiéndolo, se alejo de allí. Grandes multitudes lo siguieron; y Él los sanó a todos, 16y les encargo que no debían darlo a conocer: 17para que se cumpliera lo que fue dicho por Isaías el profeta,
18«Observen, mi siervo al cual he escogido; Mi amado en quien mi alma está bien complacida:
Pondré mi Espíritu en Él. Él proclamará la justicia a las naciones[109].
19Él no discutirá, ni gritará; Ni nadie escuchará su voz en las calles.
20Él no cortará una caña maltrecha. Él no extinguirá una mecha que humea[110],
Hasta que lleve la justicia a la victoria. 21En su nombre, las naciones tendrán esperanza.»
22Entonces un poseído por un demonio, ciego y mudo, le fue llevado y Él lo sanó, así que el ciego y mudo, habló y vio. 23Todas la multitudes estaban maravilladas, y dijeron, «¿Puede ser este el hijo de David?» 24Pero cuando los fariseos lo escucharon, dijeron, «Este hombre no expulsa demonios, excepto por Beelzebú, el príncipe de los demonios.»
25Conociendo sus pensamientos, Jesús les dijo, «Todo reino dividido en si mismo es llevado a la desolación, y toda ciudad o casa dividida en si misma no se mantendrá. 26Si Satanás expulsara a Satanás, el está dividido contra si mismo. ¿Cómo entonces se mantendrá su reino? 27¿Si yo expulsara demonios por Beelzebú, sus hijos[111]por quien los expulsan? Pues ellos serán sus jueces[112]. 28Pero si yo por el Espíritu de Dios expulso demonios, entonces el Reino de Dios ha llegado sobre ustedes[113]. 29¿O cómo puede alguien entrar en la casa de un hombre fuerte, y robar sus bienes, a menos que primero ate al hombre fuerte? Entonces podrá robar su casa.
30«Aquel que no está conmigo está contra mi, y el que no recolecta conmigo, dispersa. 31Por eso les digo, todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero las blasfemias contra el Espíritu no les serán perdonadas a los hombres. 32A cualquiera que hable una palabra en contra del Hijo del Hombre, le será perdonado; pero a quien hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en esta época[114], ni en la que está por venir.
33«O bien hacen el árbol bueno y su fruto es bueno, o hacen el árbol corrupto, y su fruto es corrupto; pues el árbol se conoce por sus frutos. 34Ustedes nido de víboras, ¿cómo pueden siendo malos, hablar cosas buenas? Pues la boca habla de lo que abunda en el corazón. 35El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas, y el hombre malo de su tesoro malo [115] saca cosas malas. 36Les digo que de toda palabra inútil que los hombres digan, por ella darán cuenta en el día del juicio. 37Pues por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.»
38Entonces cierto de los escribas y los fariseos dijeron, «Maestro, queremos ver una señal de ti.»
39Pero Él les contestó, «Una generación mala y adultera busca una señal, pero ninguna señal será dada solo la de Jonás el profeta. 40Pues así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el estomago de una ballena, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra. 41Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán, pues ellos se arrepintieron con la prédica de Jonás; y alguien más grande que Juan esta aquí. 42La reina del sur se levantará en el juicio con esta generación y la condenará, pues vino del final de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y alguien más grande que Salomón está aquí. 43Pero el espíritu impuro cuando sale del hombre pasa por lugares sin agua buscando descanso sin hallarlo. 44Entonces dice, `Regresaré a mi casa de donde salí,´ y cuando regresa la encuentra desocupada, barrida y puesta en orden. 45Entonces se va y toma siete espíritus más malos que él y entran y habitan allí. El último estado del hombre es peor que el primero. También será así para esa generación mala.»
46Mientras hablaba a la multitud su madre y sus hermanos estaban afuera buscando hablar con Él. 47Uno le dijo a Él, «Tu madre y tus hermanos están afuera buscando hablar contigo.»
48Pero Él le contestó al que le hablaba, «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?» 49Estiró sus mano hacia sus discípulos, y dijo, «¡Observen, mi madre y mis hermanos! 50Pues cualquiera que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo, es mi hermano, mi hermana y madre.»
1En ese día Jesús salió de la casa, y se sentó a la orilla del lago. 2Grandes multitudes se reunieron con Él, así que Jesús entró en un bote, y se sentó y la multitud se quedó en la playa. 3Les habló muchas cosas en parábolas, diciendo, «Observen, un campesino salió a sembrar. 4Mientras sembraba, algunas semillas cayeron a la carretera, y los pájaros vinieron y las devoraron. 5Otras cayeron en tierra pedregosa, donde no tenían mucha tierra, y de inmediato crecieron, porque no tenían profundidad en la tierra. 6Cuando el sol subió, se quemaron. Como no tenían raíz, se secaron. 7Otras cayeron entre espinas. Las espinas crecieron y las detuvieron; 8y otras cayeron sobre tierra buena, y dieron fruto: algunas cien veces, algunas sesenta y otras treinta. 9Aquel que tenga oídos para escuchar, que escuche.»
10Los discípulos fueron, y le dijeron, «¿Por qué les hablas en parábolas?»
11Él les contestó, «A ustedes les es dado conocer los misterios del Reino de Dios[116], pero no les es dado a ellos. 12Pues a quien tenga a él se le dará, y tendrá en abundancia, pero a quien no tenga, se le quitará lo que tenga. 13Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y escuchando no escuchan ni entienden. 14En ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice,
`Escuchando ustedes escucharán, Y de ninguna forma entenderán;
Viendo ustedes verán, Y de ninguna forma percibirán[117]:
15Pues el corazón de esta gente ha crecido endurecido, De escuchar, sus oídos no entienden, Han cerrado sus ojos;
O de lo contrario tal vez percibirían con sus ojos, Escucharían con sus oídos, Entenderían con sus corazones,
Y de nuevo se darían vuelta; Y yo los sanaría.´[118]
16«Pero benditos son sus ojos[119] porque ven; y sus oídos porque escuchan. 17Pues con seguridad les digo que muchos profetas y hombres justos desearon ver las cosas que ustedes ven, y no las vieron; y escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon.
18«Escuchen entonces, la parábola del campesino. 19Cuando alguien escucha la palabra del Reino, y no la entiende, viene el maligno, y se lleva aquello que ha le ha sido mostrado en el corazón. Esta es la que fue sembrada en el camino. 20La que fue sembrada en el lugares pedregosos, es aquel que escucha la palabra, y de inmediato la recibe con alegría; 21pero no tiene raíz en él, aunque dura un poco. Cuando llegan la persecución y la opresión a causa de la palabra, de inmediato tropieza. 22La que fue sembrada entre las espinas, es aquel que escucha la palabra, pero las preocupaciones de esta época y la inclinación por las riquezas sofocan la palabra, y no permiten que de fruto. 23La que fue sembrada en tierra buena, es aquel que escucha la palabra y la entiende, en quien con seguridad crece y da fruto, algunos cien veces, algunos sesenta y algunos treinta.»
24Él les ofreció otra parábola, diciendo, «El Reino de Dios es como un hombre que sembró semilla buena en su campo, 25pero mientras la gente dormía, el enemigo llegó y sembró maleza también entre el trigo, y se fue. 26Pero cuando la espiga brotó y dio fruto, la maleza también apareció. 27Los siervos de la casa fueron y dijeron, `Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De donde vino esta maleza?´
28«El les dijo, `Un enemigo ha hecho esto.´
«Los siervos le preguntaron, `¿Quieres que vayamos y la recojamos?´
29«Pero él dijo, `No, pues tal vez mientras recogen la maleza también sacan las raíces del trigo junto con esta. 30Dejen que ambas crezcan juntas hasta el tiempo de la recolección, en ese momento le diré a los recolectores, «Primero recojan la maleza, y átenla en montones para quemarla; pero recojan el trigo en mi granero.»´»
31Él les ofreció otra parábola, diciendo, «El Reino de Dios es como un grano de la semilla de mostaza, que un hombre tomó, y sembró en su campo; 32esta es de hecho más pequeña que todas las semillas. Pero cuando crece es más grande que las hierbas, y se convierte en árbol, así que los pájaros del aire viene y moran en sus ramas.»
33El les dijo otra parábola. «El Reino de Dios es como levadura, que una mujer toma y esconde en tres medidas[120]de harina, hasta que toda queda fermentada.»
34Jesús habló todas estas cosas en parábolas a las multitudes; y sin una parábola, Él no les hablaba, 35para que se cumpliera lo que fue dicho por intermedio del profeta:
«Abriré mi boca en parábolas; Publicaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.»
36Entonces Jesús envió de regreso a la multitudes, y se fue a la casa. Sus discípulos fueron donde Él, diciendo, «Explícanos la parábola de la maleza en el campo.»
37Él les contestó, «Quien siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, 38el campo es el mundo; y la buena semilla, son los hijos del Reino; y la maleza son los hijos del maligno. 39el enemigo que la sembró es el demonio. El tiempo de la colecta, es el final de esta época[121], y los recolectores son ángeles. 40Así como la maleza es recolectada y quemada con fuego; también será al final de esta época. 41El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y ellos recolectarán de su Reino todas las causas que hacen tropezar, y a aquellos que hacen injusticias, 42y los enviarán en el horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. 43Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Aquel que tenga oídos para escuchar, que escuche.
44«De nuevo, el Reino de Dios es como un tesoro escondido en el campo que se encontró un hombre y lo escondió. Para su felicidad va y vende todo lo que tiene y compra ese terreno.
45«De nuevo, el Reino de Dios es como un mercader buscando finas piedras, 46el cual habiendo encontrado una fina perla de gran precio se fue y vendió todo lo que tenía para comprarla.
47«De nuevo les digo, el Reino de Dios es como una red que fue lanzada al mar y recogió pescados de todos los tipos, 48cuando estaba llena la jalaron a la playa. Se sientan a recoger los buenos en contenedores pero los malos los arrojan. 49Así será al final del mundo. Los ángeles vendrán y separarán los malvados de los correctos, 50y los malos serán arrojados al horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.» 51Jesús les dijo, «¿Han entendido todas estas cosas?»
Le contestaron, «Si, Señor.»
52Él les dijo, «Por lo tanto cada escriba que ha sido hecho discípulo del Reino de Dios es como un dueño de casa, el cual saca de sus tesoros cosas nuevas y viejas.»
53Sucedió que cuando Jesús había terminado estas parábolas se fue de allí. 54En su propia tierra enseñó en la sinagoga, la gente estaba asombrada y decía, «¿De donde saco este hombre esa sabiduría, y estas maravillosas obras? 55¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, sus hermanos[122] Santiago, José, Simón y Judas? 56¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde saco este hombre todas estas cosas?» 57Se ofendieron por causa de Él.
Pero Jesús les dijo, «Un profeta es honrado en todas partes excepto en su propia tierra y en su propia casa.» 58No hizo muchos milagros allí por su incredulidad.
1En ese tiempo, Herodes el tetrarca escuchó las noticias sobre Jesús, 2y les dijo a sus siervos, «Este es Juan el Bautista. Ha resucitado de la muerte. Por esto estos poderes obran en Él.» 3Pues Herodes había apresado a Juan, lo había atado y lo había puesto en prisión por causa de Herodías, la esposa de su hermano Felipe. 4Porque Juan le había dicho, «No es legal que sea tu esposa[123].» 5Aunque lo hubiera hecho matar, temía a la multitud porque lo contaban como un profeta. 6Pero cuando llego el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó entre ellos y agradó a Herodes. 7Por lo cual él prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera. 8Ella, instigada por su madre, dijo, «Traeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.»
9El rey estaba apenado, pero por causa de su juramento y de aquellos que se sentaban a la mesa con él, ordenó que le fuera concedido, 10y envió y decapitó a Juan en la prisión. 11Su cabeza fue traída en una bandeja, y entregada a la joven; y ella la entregó a su madre. 12Sus discípulos fueron, tomaron el cuerpo y lo incineraron; después fueron y le contaron a Jesús. 13Cuando Jesús escuchó esto, se alejó de allí en un bote, a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes lo escucharon, lo siguieron a pie desde las ciudades.
14Jesús salió, y vio a la gran multitud. Tuvo compasión de ellos, y sanó sus enfermedades. 15Cuando la noche había llegado, sus discípulos fueron a Él y dijeron, «Este lugar esta desierto, y ya es tarde. Envía de regreso a las multitudes para que puedan ir a los pueblos, y para que puedan comprarse comida.»
16Pero Jesús les dijo, «No necesitan irse. Ustedes denles algo de comer.»
17Ellos le dijeron, «Sólo tenemos aquí cinco tajadas de pan y dos pescados.»
18Él dijo, «Traigánmelos.» 19Ordenó a las multitudes sentarse sobre el pasto, y tomó las cinco tajadas de pan y los dos pescado, y mirando al cielo, las bendijo, las partió y dio las tajadas a las discípulos, y los discípulos las dieron a las multitudes. 20Todos comieron, y se llenaron. Recogieron doce canastos llenos de los pedazos que quedaron. 21Quienes comieron era más de cinco mil hombres, además de mujeres y niños.
22De inmediato Jesús hizo que los discípulos entraran al bote, y que se adelantarán al otro lado, mientras Él enviaba de regreso a las multitudes. 23Después de haber enviado de regreso a las multitudes, subió a la montaña a rezar. Cuando llegó la noche, Él estaba sólo. 24El bote estaba en medio del lago, oprimido por las olas, pues el viento era contrario. 25en la cuarta vigilia de la noche,[124] Jesús fue a ellos, caminando sobre el lago. 26Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el lago, se angustiaron, diciendo, «¡Es un fantasma!» y gritaban de miedo. 27Pero de inmediato Jesús les habló, «¡Anímense! ¡SOY YO![125] No se asusten.»
28Pedro le contestó, «Señor, si eres tu, ordéname ir donde estás sobre las aguas.»
Pedro salió del bote, y caminó sobre las aguas para ir donde Jesús. 30Pero cuando vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, y comenzó a hundirse y dijo, «¡Señor, sálvame!»
31De inmediato Jesús estiró su mano y lo tomó, diciendo, «Tu, hombre de poca de fe, ¿Porque dudaste?» 32Cuando subieron al bote, el viento cesó. 33Los que estaban en el bote fueron y lo alabaron, diciendo, «¡Tu eres verdaderamente el Hijo de Dios!»
34Cuando habían cruzado, llegaron a la tierra de Genesaret. 35Cuando los hombres del lugar lo reconocieron, lo dijeron en todas las regiones de los alrededores, le trajeron a todos los que estaban enfermos, 36y le rogaban que les permitiera siquiera tocar el borde de su vestido. Pues quienes lo tocaban eran sanados.
1Entonces los fariseos y los escribas fueron donde Jesús desde Jerusalén, diciendo, 2«¿Por qué tus discípulos desobedecen la tradición de los mayores? Pues ellos no lavan sus manos cuando comen pan.»
3Él les contestó, «¿Por qué ustedes desobedecen los mandamientos de Dios a causa de su tradición? 4Pues Dios ordenó, `Honren a su padre y a su madre,´ y `Aquel que hable mal de su padre o madre, que sea ejecutado.´ 5Pero ustedes dicen, `Cualquier puede decirle a su padre o a su madre «Cualquier ayuda que de otro modo pudieras haber recibido de mi es un regalo ofrecido a Dios[126],» 6y entonces no honrará a su padre o madre[127].´ Han anulado los mandamientos de Dios a causa de su tradición. 7¡Ustedes hipócritas! Bien hizo Isaías profecía sobre ustedes, al decir,
8`Esta gente se acerca a mí con su boca[128], y me honra con sus labios; Pero su corazón está lejos de mí.
9Y en vano me alaban, mientras[129] enseñan como doctrinas reglas hechas por hombres.´»
10Agrupó a la multitud, y dijo, «Escuchen y entiendan. 11No es aquello que entra en la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que procede de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre.»
12Entonces los discípulos vinieron, y le dijeron, «¿Sabes que los fariseos se ofendieron, cuando escucharon lo que decías?»
13Pero Él contestó, «Toda planta que mi Padre celestial no plantó sera sacada de raíz. 14Déjenlos. Son guías ciegos de los ciegos. Si el ciego guia al ciego, ambos caerán en un hoyo.»
15Pedro le contestó, «Explícanos[130] la parábola.»
16Jesús entonces dijo, «¿Tampoco entienden aún? 17¿No entienden que cualquier cosa que entre a la boca pasa al estomago y entonces fuera del cuerpo? 18Pero las cosas que proceden de la boca, vienen del corazón, y hacen impuro al hombre. 19Pues del corazón salen malos pensamientos, muerte, adulterio, pecados sexuales, robo, falsos testimonios y blasfemias. 20Estas son las cosas que hacen impuro al hombre; pero comer con manos sin lavar no hace impuro al hombre.»
21Jesús salió de allí, y se dirigió a la región de Tiro y Sidón. 22Una mujer cananea llego de aquellas fronteras, llorando y diciendo, «¡Ten piedad de mi, Señor, tu hijo de David! ¡Mi hija está severamente endemoniada!»
23Pero Él no le contestó ni una palabra.
Sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo, «Envíala de regreso[131]; pues ella llora detrás de nosotros.»
24Pero Él contestó, «No fui enviado a otros más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»
25Pero ella fue y lo alabó diciendo, «Señor, ayúdame.»
26Pero Él le contestó, «No es apropiado tomar el pan de los niños y tirarlo a los perros.»
27Pero ella dijo, «Si, Señor, pero aún los perros comen los pedazos que caen de la mesa de su señor.»
28Entonces Jesús le contestó, «¡Mujer, grande es tu fe! Que se cumpla tal como has deseado.» Y su hija fue sanada desde esa hora.
29Jesús partió de allí, y llegó cerca del lago de Galilea; y subió a la montaña y se sentó allí. 30Grandes multitudes fueron donde Él, llevando con ellos los inválidos, ciegos, sordos, impedidos y muchos otros, y los pusieron a sus pies. Y Él los sanó, 31así que la multitud se maravilló cuando vio a los mudos hablando, a los heridos completos, a los impedidos caminando, a los ciegos viendo y dieron gloria al Dios de Israel.
32Jesús reunió a sus discípulos y les dijo, «Tengo compasión por la multitud, pues han continuado conmigo por tres días y no tienen nada para comer. No quiero enviarlos de regreso en ayunas, o ellos podrían debilitarse en el camino.»
33Los discípulos le dijeron, «¿Donde conseguiríamos tanto pan en un lugar desierto, como para satisfacer a tan grande multitud?»
34Jesús les dijo, «¿Cuántos panes tienen?»
Ellos le dijeron, «Siete, y unos pocos pescados pequeños.»
35Él le ordenó a la multitud sentarse en el piso; 36y tomó los siete panes y el pescado. Dio gracias, lo partió, y lo entregó a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37Todos comieron, y se llenaron. Reunieron siete canastos llenos de los pedazos que quedaron. 38Quienes comieron eran más de cuatro mil, además de mujeres y niños. 39Entonces Él envió de regreso a la multitud, subió al bote y fue a los bordes de Magadán.
1Los fariseos y los saduceos vinieron y lo probaron diciéndole que les mostrara una señal del cielo. 2Pero Él les contestó, «Cuando es el atardecer ustedes dicen, `El clima será justo[132], pues el cielo está rojo.´ 3En la mañana, `Hará mal tiempo[133] hoy, pues el cielo está rojo y amenazante[134].´ ¡Hipócritas! ¡Saben como discernir la apariencia del cielo pero no pueden discernir las señales de los tiempos! 4Una generación malvada y adúltera busca una señal, no le será dada ninguna señal excepto la del profeta Jonás.»
Él los dejó y se fue. 5Los discípulos llegaron al otro lado y habían olvidado llevar pan. 6Jesús les dijo, «Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos.»
7Ellos razonaron entre si diciendo, «No trajimos pan[135].»
8Jesús percibiéndolo dijo, «¿Por qué razonan entre ustedes, hombres de poca fe, que es[136] porque no han traído pan? 9¿No perciben aún, ni se acuerdan de los cinco panes para los cinco mil ni cuantas canastas recogieron? 10¿Ni de los siete panes para los cuatro mil ni cuantas canastas recogieron? 11¿Cómo es que ustedes no perciben que no les hablé sobre pan? Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y los saduceos.»
12Entonces ellos entendieron que Él no les había dicho que tuvieran cuidado de la levadura del pan sino de la enseñanza de los fariseos y los saduceos. 13Cuando Jesús entró a las región de Cesarea de Filipo les preguntó a sus discípulos, «¿Quién dicen los hombres que soy yo, el Hijo del Hombre[137]?»
14Ellos dijeron, «Algunos dicen Juan el Bautista, algunos Elías y otros que Jeremías o alguno de los profetas.»
15Él les dijo, «¿Pero quién dicen ustedes que soy yo?»
16Simón Pedro respondió, «Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»
17Jesús le contestó, «Bendecido eres tu, Simón hijo de Jonás pues carne y sangre no te han revelado esto[138], sino mi Padre que está en el cielo. 18También te digo que tu eres Pedro[139] y sobre esta piedra[140]construiré mi iglesia y ni siquiera el poder del mal podrá en contra de ella[141]. 19Yo te daré las llaves del Reino de los cielos, y todo lo que sea unido en la tierra estará unido en el cielo; y todo lo que liberes en la tierra será liberado en el cielo.» 20Entonces le dijo a los discípulos que no le dijeran a nadie que Él era Jesús el Cristo. 21Desde ese momento Jesús le empezó a mostrar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de los ancianos, jefe de los sacerdotes y los escribas, y sería asesinado y al tercer día resucitaría.
22Pedro lo apartó y comenzó a reprenderlo diciendo, «¡Lejos este eso de ti Señor! Esto nunca te pasará a ti.»
23Pero él se volteó y le dijo a Pedro, «¡Aléjate de mi Satanás! Tu me puedes hacer caer pues no tienes tu mente en las cosas de Dios sino en cosas de hombres.» 24Entonces Jesús le dijo a sus discípulos, «Si alguien desea seguirme que se niegue a si mismo, tome su cruz y me siga. 25Pues quien quiera salvar su vida la perderá y quien pierda su vida por mi la ganará. 26¿Qué beneficio tendrá un hombre si gana el mundo entero y pierde la vida? ¿O que dará el hombre a cambio de su vida? 27Pues el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará recompensa a cada persona de acuerdo a sus actos. 28 Yo les aseguro, que algunos de los que están aquí no morirán hasta ver al Hijo del Hombre en su Reino.»
1Después de seis días, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y su hermano Juan y los llevo a una montaña alta. 2Ante ellos se transfiguró. Su rostro brilló como el sol, y su vestido se hizo tan blanco como la luz. 3Entonces, Moisés y Elías se les aparecieron hablando con Él.
4Pedro le dijo a Jesús, «Señor, es bueno que estemos aquí. Si quieres, hagamos tres tiendas aquí: una para ti, una para Moisés y una para Elías.»
5Mientras aún hablaba, ocurrió, que una nube brillante los cubrió con su sombra. Y una voz salió de la nube, diciendo, «Este es mi Hijo amado, en quien estoy bien complacido. Escúchenlo.»
6Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros, y se asustaron mucho. 7Jesús vino, los tocó y dijo, «Levántense, y no tengan miedo.» 8Levantando sus ojos, no vieron a nadie, excepto a Jesús sólo. 9Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó, «No le digan a nadie lo que vieron[142], hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de la muerte.»
10Sus discípulos le preguntaron, «¿Entonces por qué los escribas dicen que Elías debe venir primero?»
11Jesús les contestó, «Elías de hecho viene primero, y restaura todas las cosas[143], 12pero les digo que Elías ya vino, y ellos no lo reconocieron, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también sufrirá por causa de ellos el Hijo del Hombre.» 13Entonces los discípulos entendieron que Él les hablaba de Juan Bautista.
14Cuando fueron donde la multitud, un hombre fue a Él, arrodillándose y diciendo, 15«Señor, ten piedad de mi hijo, pues es epiléptico[144], y sufre dolorosamente; porque a menudo cae al fuego, y a veces al agua. 16Así que lo he traído a tus discípulos, pero ellos no pudieron curarlo.»
17Jesús le contestó, «!Generación perversa y sin fe! ¿Cuánto tiempo estaré con ustedes? ¿Cuanto tiempo los soportaré? Traíganmelo aquí.» 18Jesús lo reprendió, el demonio salió del él, y el niño fue curado desde ese momento.
19Entonces los discípulos fueron donde Jesús en privado, y le dijeron, «¿Por qué no nos fue posible expulsarlo?»
20Él les dijo, «Porque ustedes no creen. Pues con seguridad les digo, si tienen tanta fe como una semilla de mostaza, le dirán a esta montaña, `Muévete de aquí a allí,´ y se moverá; y nada será imposible para ustedes[145]. 21Pero esta clase no sale excepto con oración y ayuno[146].»
22Mientras se quedaban en Galilea, Jesús les dijo, «El Hijo del Hombre será entregado[147] a manos de los hombres, 23y lo matarán, y al tercer día Él resucitará.»
Ellos se apenaron mucho. 24Cuando habían llegado a Capernaum, aquellos que recolectaban las monedas didracma[148] fueron donde Pedro y le dijeron, «¿Tu maestro no paga el didracma?» 25Él dijo, «Si.»
Cuando llegó a la casa, Jesús se le anticipó, diciendo, «¿Qué piensas Simón? ¿De quienes reciben impuestos o tributos los reyes de la tierra? ¿De sus hijos[149], o de extraños?»
26Pedro le dijo, «De extraños.»
Jesús le dijo, «Entonces los hijos están exentos. 27Pero para evitar que se ofendan[150], ve al mar, lanza un anzuelo, y toma el primer pescado que salga. Cuando hayas abierto su boca, encontrarás una moneda stater[151]. Tómalo, y entrégaselo a ellos por ti y por mí.»
1En esa hora los discípulos llegaron donde Jesús diciendo, «¿Quién es entonces el más grande en el Reino de Dios?»
2Jesús llamó a un niño pequeño y lo puso en la mitad de ellos, 3y dijo, «Les aseguro, a no ser que cambien y sean como niños pequeños no entrarán al Reino de Dios. 4Así que quien se haga humilde como este niñito, será el más grande en el Reino de Dios. 5Él que reciba a un niño como este en mi nombre me recibe a mi, 6pero el que cause que uno de estos pequeños que cree en mi se equivoque, sería mejor para él que una gran piedra de molino le fuera colgada del cuello y se hundiera en las profundidades del mar.
7«¡Pobre el mundo por las ocasiones de equivocarse! Pues las ocasiones deben venir, pero ¡pobre la persona por la cual llega la ocasión! 8Si tu mano o tu pié te hacen equivocar córtatelo y apártalo de ti. Pues es mejor entrar a la vida manco o cojo que tener dos manos o dos pies y ser mandado al fuego eterno. 9Si tu ojo te hace equivocar, sácatelo y apártalo de ti. Es mejor para ti entrar a la vida con un ojo que teniendo dos ojos seas mandado a Gehena[152] de fuego. 10Observen no despreciar a uno de estos pequeños, pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos ven el rostro de mi Padre que está en el cielo. 11Pues el Hijo del Hombre vino a salvar aquello que está perdido[153].
12«¿Qué piensan? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve, va a la montañas, y busca la que se ha perdido? 13Si la encuentra, con seguridad les digo, se alegra más que por las noventa y nueve que no se han perdido. 14Así mismo no es la voluntad de su Padre que está en el cielo que uno de estos pequeños perezca.
15«Si tu hermano peca en contra tuya, ve, muéstrale su falta estando a solas con él. Si te escucha, has ganado de vuelta a tu hermano. 16Pero si no te escucha, toma uno o dos más contigo, pues en la boca de dos o tres testigos toda palabra puede establecerse. 17Si se reusa a escucharlos, dilo a la congregación[154]. Si se reusa a escuchar a la asamblea, que sea para ti como un gentil o un recolector de impuestos. 18Con seguridad les digo, cualquier cosa que aten en la tierra, habrá sido atada en el cielo, y cualquier cosa que liberen en la tierra habrá sido liberada en el cielo. 19También, con seguridad les digo, que si dos de ustedes están de acuerdo sobre la tierra con respecto a algo que pidan, les será concedido por mi Padre que está en el cielo. 20Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
21Entonces Pedro llegó y le dijo, «Señor, ¿que tan a menudo debo perdonar a mi hermano cuando peca contra mí? ¿Hasta siete veces?»
22Jesús le dijo, «No te digo hasta siete veces, sino, hasta setenta veces siete[155]. 23Porque el Reino de Dios es como cierto rey, que quería conciliar cuentas con sus servidores. 24Cuando había comenzado a conciliar, le fue llevado uno que le debía diez mil talentos[156] 25Pero como no pudo pagar, su señor ordenó que lo vendieran, con su esposa, sus hijos y todo lo que tenia en forma de pago. 26El siervo entonces cayó y se arrodillo ante él, diciendo, `¡Señor, ten paciencia conmigo, y yo te pagaré todo!´ 27El señor de este siervo, siendo movido por la compasión, lo liberó y le perdonó la deuda.
28«Pero aquel siervo salió, y encontró un siervo colega, quien le debía cien denarios[157]lo atrapó tomándolo por el cuello y diciendo `¡Págame lo que me debes!´
29«Así que el siervo colega cayó a sus pies y le rogó, diciendo, `¡Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré!´ 30Pero él no lo hizo, sino que fue y lo arrojó a prisión, hasta que le pagara lo que debía. 31Así que cuando otros siervos vieron lo que había hecho, se apenaron mucho, y fueron y le dijeron a su señor todo lo que había hecho. 32Entonces el señor lo llamó y le dijo, `¡Tu siervo malo! Te perdoné toda la deuda porque me rogaste. 33¿No debiste haber tenido también piedad de tu colega, así como yo tuve piedad de ti? 34Su señor estaba enojado, y lo envió donde los torturadores, hasta que pagara todo lo que le debía. 35Así también les hará mi Padre celestial, si ustedes no perdonan a su hermano de corazón por sus faltas.»
1Ocurrió cuando Jesús había terminado estas palabras que partió de Galilea y llego a las fronteras de Judea más allá[158] del Jordán. 2Grandes multitudes lo siguieron y Él los curó allí. 3Unos fariseos llegaron donde Él para probarlo diciendo, «¿Es legal para un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón?»
4Él les contestó, «No han leído que aquel que los hizo desde el comienzo los hizo hombre y mujer, 5y dijo, `Por esta causa el hombre dejará a su padre y madre y se unirá a su esposa y los dos serán una sola carne.´ 6Así que ya no son más dos sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
7Le preguntaron, «¿Por qué entonces Moisés nos dijo que le diéramos una certificado de divorcio y nos divorciáramos?»
8Él les dijo, «Por la dureza de sus corazones, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas pero no sido así desde el comienzo. 9Yo les digo que aquel que se divorcie su esposa, excepto por inmoralidad sexual[159], y se case con otra comete adulterio; y aquel que se casa con ella cuando está divorciada comete adulterio.»
10Sus discípulos le dijeron, «Si tal es la dificultad entre marido y esposa, no vale la pena tomar una esposa[160].»
11Pero Él les dijo, «No todos los hombres pueden recibir esto que les digo, sino solo al que le es dado. 12Pues hay eunucos que nacieron así desde el vientre de sus madres, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron eunucos a si mismos por causa del Reino de Dios. Aquel que pueda recibirlo, que lo reciba.»
13Entonces le llevaron niños, para que pusiera sus manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. 14Pero Jesús les dijo, «Dejen a los niños, no les prohíban venir a mí; porque a quienes son como ellos[161] pertenece el Reino de Dios.» 15Él puso sus manos sobre ellos, y partió de allí.
16Ocurrió que un hombre se le acercó y dijo, «Buen maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para tener vida eterna?»
17Él le dijo, «¿Por qué me llamas bueno?[162] Nadie es bueno excepto uno, que es Dios. Pero si quieres entrar a la vida, sigue los mandamientos.»
Jesús le dijo, «`No matarás.´ `No cometerás adulterio.´ `No robarás.´ `No darás testimonio falso.´ 19`Honra a tu padre y a tu madre.´ Y `Ama a tu prójimo como a ti mismo.´»
20El joven le dijo, «Todas estas cosas las he observado desde mi juventud. ¿Qué me falta?»
21Jesús le dijo, «Si quieres ser bienvenido[163], ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme.» 22Pero cuando el joven escuchó esto, se fue triste, pues tenía muchos bienes[164]. 23Jesús le dijo a sus discípulos, «Con seguridad les digo, que es dificil para un rico entrar al Reino de Dios[165]. 24De nuevo les digo, es más fácil para un camello[166] pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios.»
25Cuando los discípulos escucharon esto, quedaron muy asombrados, diciendo, «¿Quien puede entonces salvarse[167]?»
26Mirándolos, Jesús dijo, «Con hombres esto es imposible, pero con Dios todas las cosas son posibles.»
27Entonces Pedro contestó, «Observa, hemos dejado todo, y te hemos seguido. ¿Entonces qué tendremos?»
28Jesús le dijo, «Con seguridad te digo, que ustedes los que me han seguido, en el nuevo mundo [168] cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes también se sentará en doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel. 29Todo aquel que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o esposa o hijos o tierra, a causa de mi nombre, recibirá cien veces, y heredará la vida eterna. 30Pero muchos que son primeros serán últimos; y serán primeros quienes son últimos.
1«Pues el Reino de Dios es como un hombre que era amo de su hogar y se fue temprano por la mañana a contratar trabajadores para su viña. 2Cuando acordó con los labradores un denario[169] al día, los envío a su viña. 3Alrededor de la tercera hora[170] salió, y en el mercado vio a otros que estaban desempleados. 4A ellos les dijo, `Vayan ustedes también a la viña, y les daré lo que sea justo.´ Así que fueron a la viña[171]. 5De nuevo salió a la sexta y a la novena hora,[172] e hizo lo mismo. 6Cerca de la undécima hora[173] salió y encontró a otros desocupados. Les dijo, `¿Por qué han estado desempleados aquí todo el día?´
7«Ellos le dijeron, `Porque nadie nos ha contratado.´
«Él les dijo, `Vayan también a la viña, y recibirán lo que sea justo.´ 8Cuando llegó la noche, el señor de la viña le dijo al mayordomo, `Llama a los trabajadores y págales sus jornales, comenzando por los últimos hasta llegar a los primeros.´
9«Cuando quienes fueron contratados alrededor de la undécima hora llegaron, cada uno de ellos recibió un denario. 10Cuando los primeros llegaron[174], suponían que recibirían más; y de la misma forma ellos recibieron un denario. 11Cuando lo recibieron, murmuraron contra el señor de la casa, 12diciendo, `¡Estos últimos han estado una hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga del día y el calor sofocante!´
13«Pero él le contestó a uno de ellos, `Amigo, no estoy haciéndote mal[175] alguno. ¿No acordaste conmigo por un denario? 14Toma lo que es tuyo, y sigue tu camino. Es mi deseo dar a este último tanto como a ti. 15¿No es legal para mi hacer lo que quiero con lo que poseo? ¿O es tu ojo malo[176], porque soy bueno?´ 16Así que los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Pues muchos son llamados, pero pocos son escogidos[177].»
17Mientras Jesús iba a Jerusalén, tomó consigo a los doce discípulos y en el camino les dijo, 18«Escuchen, vamos hacia Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas, ellos lo condenaran a muerte, 19y lo entregarán a los gentiles para que lo ridiculicen, lo castiguen y lo crucifiquen; y al tercer día Él resucitará.»
20Entonces la madre de los hijos de Zebedeo fue donde Él con sus hijo, arrodillándose y pidiendo algo. 21Él le dijo, «¿Qué quieres?»
Ella le dijo, «Ordena que estos, mis dos hijos, puedan sentarse, uno a tu derecha y uno a tu izquierda en tu Reino.»
22Pero Jesús le contestó, «No saben lo que piden. ¿Pueden beber de la copa que estoy por beber, y ser bautizados con el bautizo que yo seré bautizado?
Ellos le dijeron, «Podemos.»
23Él les dijo, «De hecho beberán de mi copa y serán bautizados con el bautizo que yo seré bautizado, pero no me compete conceder sentarse a mi derecha y a mi izquierda; pues son para quienes haya sido preparado por mi Padre.»
24Cuando los diez escucharon esto, se indignaron con los dos hermanos.
25Pero Jesús los llamó, y les dijo, «Ustedes saben, que los gobernantes presionan a sus pueblos, y los poderoso usan mal su poder sobre los hombres[178]. 26Esto no será así entre ustedes, pues cualquiera de ustedes que desee ser grande será[179] su servidor. 27Quien desee ser el primero entre ustedes será quien más sirva, 28así como el Hijo del Hombre vino no a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como pago para muchos.»
29Mientras salían de Jericó, una gran multitud los seguía. 30Había dos hombre ciegos sentados en la carretera, cuando escucharon que Jesús pasaba, gritaron, «¡Señor, ten piedad de nosotros, tu hijo de David!» 31La multitud los reprendió, diciéndoles que debían permanecer callados, pero ellos gritaban aún más «¡Señor, ten piedad de nosotros, tu hijo de David!»
32Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó, «¿Que desean que haga por ustedes?»
33Le dijeron, «Señor, que nuestros ojos puedan abrirse.»
34Jesús movido por la compasión, tocó sus ojos; de inmediato sus ojos recibieron la vista, y lo siguieron.
1Cuando se acercaron a Jerusalén, fueron a Betfagé al Monte de los Olivos, entonces Jesús envió dos discípulos, 2diciéndoles, «Vayan a la villa que está al otro lado, y de inmediato encontrarán una burra atada y un burrito con esta. Desátenlos y traíganmelos. 3Si alguien dice algo, ustedes dirán, `El Señor los necesita, pero pronto Él lo enviará de vuelta[180].»
4Todo esto se dio, para que se cumpliera lo que fue dicho por intermedio del profeta,
5«Digan a la hija de Sión, Observa, tu Rey viene a ti, Humilde, y montado en una burra, Sobre un burrito, la cría de una burra.»
6Los discípulos fueron, e hicieron tal como Jesús les ordenó, 7y trajeron la burra y el burrito, y pusieron sus ropas sobre estos; y Él se sentó sobre estos. 8Y la gran multitud puso sus ropas sobre el camino. Otros cortaron ramas de los arboles y las pusieron sobre el camino. 9La multitud que iba antes de Él, y la que lo seguía gritaba, «¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto!»
10Cuando había llegado a Jerusalén, toda la ciudad estaba agitada, diciendo «¿Quién es este?» 11Las multitudes decían, «Este es el profeta, Jesús, de Nazaret de Galilea.»
12Jesús entró en el templo de Dios, y sacó a todos los que vendían y compraban en el templo, y tumbó las mesas de los cambiadores de dinero y los asientos de aquellos que vendían palomas. 13Les dijo, «Está escrito, `¡Mi casa será llamada una casa para quien ora,´ pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!»
14Los ciegos y los minusválidos fueron donde Él en el templo, y Jesús los sanó. 15Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los escribas vieron las cosas maravillosas que hacía, y que los niños estaban gritando en el templo y diciendo, «¡Hosanna al hijo de David!» se indignaron, 16y le dijeron, «¿Escuchas lo que estos están diciendo?»
Jesús les dijo, «Si. ¿Nunca leyeron, `De la boca de bebes y de lactantes tendrán oración perfeccionada?´»
17Los dejó, y fue a la ciudad de Betania, y descansó allí. 18En la mañana, cuando Él retornaba a la ciudad, tuvo hambre. 19Viendo una higuera por el camino, fue a ella, pero no encontró nada en sus hojas. Jesús dijo, «¡Que nunca haya fruto de ti!»
Y de inmediato la higuera se secó. 20Cuando los discípulos vieron esto, se maravillaron, diciendo, «¿Cómo se secó de inmediato la higuera?»
21Jesús les contestó, «Con seguridad les digo, si tienen fe, y no dudan, no sólo harán lo que se hizo con la higuera, sino que si le dijeran a esta montaña, `Levántate y arrójate al mar,´ eso ocurriría. 22Todas las cosas, que pidan en oración, creyendo, ustedes la recibirán.»
23Cuando había llegado al templo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo fueron donde Él mientras enseñaba, y le dijeron, «¿Con que autoridad haces esta cosas? ¿Quien te dio esta autoridad?»
24Jesús les contestó, «También les haré una pregunta, si me la contestan, de la misma forma les diré con que autoridad hago estas cosas. 25¿De donde venía el bautizo de Juan? ¿Del cielo o de hombres?
Ellos razonaron entre si, diciendo, «Si decimos, `Del cielo,´ preguntará, `¿Entonces porque no creyeron en él?´ 26Pero si decimos, `De hombres,´ tememos a la multitud, pues todos sostienen que Juan es un profeta.» 27Le contestaron a Jesús diciendo, «No sabemos.»
Él también les dijo, «Tampoco les diré con que autoridad hago estas cosas. 28¿Qué piensan? Un hombre tenía dos hijos, llegó donde el primero y le dijo, `Hijo, ve y trabaja hoy en mi viñedo.´ 29Él le contestó, `no lo haré,´ pero luego cambio de pensar y fue. 30Llegó al segundo y le dijo la misma cosa. Él le contestó, `yo voy señor,´ pero no fue. 31¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?»
Le dijeron, «El primero.»
Jesús les dijo, «Les aseguro que los recogedores de impuestos y las prostitutas estarán entrando al Reino de Dios antes que ustedes. 32Pues Juan vino a ustedes de la forma correcta y no le creyeron, pero los recolectores de impuestos y las prostitutas lo hicieron. Cuando ustedes vieron eso ni siquiera se arrepintieron para poder creerle.
33«Escuchen otra parábola. Había un hombre jefe de su casa quien plantó un viñedo, le puso una cerca alrededor, construyó una prensa para vinos en ella, construyó una torre, la arrendó a campesinos y se fue para otro país. 34Cuando la estación de la fruta se acerco envió a sus siervos donde los campesinos para recibir la fruta. 35Los campesinos cogieron a los siervos golpearon a uno, mataron otro y apedrearon a otro. 36De nuevo, mandó a otros siervos más que la primera vez, pero los trataron de la misma manera. 37Pero luego les envió a su hijo diciendo, `Ellos respetarán a mi hijo.´ 38Pero los campesinos cuando vieron al hijo dijeron entre ellos, `Este es el heredero. Vengan matémoslo y quedémonos con su herencia.´ 39Así que lo tomaron, lo lanzaron fuera del viñedo y lo mataron. 40¿Cuándo el señor del viñedo llegue que le hará a esos campesinos?»
41Ellos le dijeron, «Él destruirá miserablemente a esos hombres miserables y arrendará el viñedo a otros campesinos que le darán los frutos en su estación.»
42Jesús les dijo, «¿No leyeron nunca en las escrituras,
`La piedra que los constructores rechazaron, La misma fue hecha cabeza de la esquina.
Esto era del Señor. Es maravilloso en nuestros ojos?´
43«Por lo tanto les digo, el Reino de Dios les será quitado y le será dado a gente[181] que de sus frutos. 44Aquel que cae sobre esta piedra se romperá en pedazos, y sobre quien esta caiga lo volverá polvo.»
45Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos escucharon estas parábolas sintieron que Él hablaba de ellos. 46Cuando buscaron atraparlo tuvieron miedo de la multitud, porque lo consideraban un profeta.
1Jesús les contestó y les habló de nuevo en parábolas diciendo, 2«El Reino de Dios es como cierto rey, que hizo una fiesta de matrimonio para su hijo, 3y envió a sus siervos a llamar a quienes estaban invitados a las fiesta, pero ellos no fueron. 4De nuevo envió a otros siervos diciendo, `Digan a estos que están invitados, «Observen, he alistado mi comida. Mi buey y mi cordero fueron matados, y todas las cosas están lista. ¡Vengan a la fiesta de matrimonio!»´ 5Pero ellos no hicieron caso, y fueron por sus caminos, uno a su propia finca, otro a sus mercancías, 6y los demás atraparon a sus siervos, los trataron indignamente y los mataron. 7Cuando el rey escuchó esto, se enojó, y envió a sus soldados, a destruir a esos asesinos, y quemó su ciudad.
8«Entonces dijo a sus siervos, `La boda está lista, pero quienes fueron invitados no valían la pena. 9Vayan entonces a los cruces de caminos, y a cuanta persona encuentren invítenla a la fiesta de matrimonio.´ 10Los siervos salieron a los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto a buenos como a malos. La boda se llenó de invitados. 11Pero cuando el rey entró a ver los invitados, vio allí a un hombre que no se había puesto ropa para el matrimonio, 12y le dijo, `Amigo, ¿cómo viniste aquí sin ponerte un vestido para el matrimonio?´ Él estaba sin habla. 13Entonces el rey le dijo a los siervos, `Átenlo de pies y manos, llévenlo afuera y tírenlo a la oscuridad; allí es donde estará el llanto y el rechinar de dientes.´ 14Pues muchos son llamados, pero pocos escogidos.»
15Entonces los fariseos fueron y recibieron consejo sobre como podrían atraparlo en su predica[182]. 16Enviaron a sus discípulos a Él, junto con partidarios de Herodes[183], diciendo, «Maestro, sabemos que eres honesto, y enseñas el camino de Dios en la verdad, no importa a quien enseñes, pues no estás parcializado por nadie. 17Dinos entonces, que piensas, ¿Es legal pagar impuestos al Cesar o no?»
18Pero Jesús percibió la maldad, y dijo, «¿Hipócritas, por qué me prueban? 19Muéstrenme el dinero de los impuestos.»
Le trajeron un denario.
20Él les preguntó, «¿De quien es esta imagen e inscripción?»
21Ellos le dijeron, «del Cesar.»
Entonces Él les dijo, «Den entonces al Cesar las cosas que son del Cesar, y a Dios las cosas que son de Dios.»
22Cuando lo escucharon, se maravillaron, lo dejaron y se fueron.
23Ese día los saduceos (aquellos que dicen que no hay resurrección) fueron donde Él. Le preguntaron, 24«Maestro, Moisés dijo, `Si un hombre muere, sin tener hijos, su hermano debe casarse con su esposa, y levantar semilla por su hermano. 25Ocurrió que había siete hermanos. El primero se casó y murió, y sin haber tenido semilla, dejo su esposa a su hermano. 26De la misma forma el segundo, el tercero, hasta el séptimo. 27Después de todos, murió la mujer. 28¿Entonces en la resurrección , ella será esposa de cual de los siete? Pues todos se casaron con ella[184].»
29Pero Jesús les respondió, «Ustedes se equivocan, al no conocer las escrituras, ni el poder de Dios. 30Pues en la resurrección no se casan, ni se dan en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo. 31Con respecto a la resurrección de la muerte, ¿no han leído lo que fue dicho a ustedes por Dios, 32`Soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?´ Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos.»
33Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas por su enseñanza. 34Pero los fariseos, cuando escucharon que había dejado en silencio a los saduceos, se reunieron. 35Uno de ellos, un abogado[185], le hizo una pregunta, probándolo. 36«Maestro, cual es el mayor mandamiento en la ley?»
37Jesús le dijo, «`Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente.´ 38Este es el primer y gran mandamiento. 39De la misma forma, el segundo es este, `Amarás a tu prójimos como a ti mismo.´ 40La ley entera y los profetas dependen de estos dos mandamientos.»
41Mientras que los fariseo estaban reunidos, Jesús les hizo una pregunta, 42«¿Qué piensan del Cristo? ¿De quién es hijo?»
Ellos le dijeron, «De David.»
43Él les dijo, «¿Cómo entonces David en el Espíritu lo llama Señor, al decir,
44`El Señor le dijo a mi Señor, Siéntate a mi mano derecha, Hasta que haga de tus enemigos un estrado para tus pies[186]?´
45«Entonces si David lo llama Señor, ¿cómo es que Él es su hijo?»
46Ninguno pudo contestarle una palabra, y desde ese día no se atrevió hombre alguno a hacerle más preguntas.
1Entonces Jesús le habló a las multitudes y a sus discípulos, 2«Los escribas y los fariseos se sentaron en la silla de Moisés. 3Por esto todas las cosas que ellos digan acátenlas, acátenlas y háganlas, pero no hagan sus obras; pues ellos hablan pero no hacen. 4Pues ellos atan pesadas cargas que son difíciles de soportar, y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos no levantan un dedo para ayudarles. 5Todas sus obras las hacen para que sean vistas por hombres. Amplían sus hábitos[187], alargan los bordes de sus vestidos, 6y aman los sitios de honor en las fiestas, las mejores sillas en las sinagogas, 7los saludos en la plaza de mercado, y ser llamados `Rabí, Rabí´ por hombres. 8Pero que ustedes no sean llamados `Rabí,´ pues uno es su maestro, el Cristo[188], y todos ustedes son hermanos. 9No llamen padre a hombre alguno sobre la tierra, pues uno es su Padre, que está en el cielo. 10Tampoco se llamen maestros[189], pues uno es su maestro, el Cristo. 11Pero aquel que sea el más grande entre ustedes, será su servidor. 12Cualquier que se exalte a si mismo será humillado, y cualquiera que se humille a si mismo será exaltado.
13«¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues ustedes devoran las casas de las viudas, y pretenden hacer largas oraciones. Por eso ustedes recibirán mayor condena.
14«¡Pero pobres de ustedes escribas y fariseos! Porque ustedes cierran el Reino de Dios para los hombres; y ustedes mismos no entran, ni dejan entrar a aquellas que están entrando. [190] 15¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas! Pues viajan por mar y tierra para convertir; y cuando alguno se convierte ustedes lo hacen el doble de hijo del infierno que ustedes.
16«Pobres de ustedes guías ciegos que dicen, `Quien jure por el templo no es nada; pero quien jure por el oro del templo, este está obligado[191].´ 17¡Ustedes ciegos necios! Pues ¿cuál es más grande, el oro o el templo que santifica el oro? 18`Quien jure por el altar, no es nada; pero aquel que jure por la ofrenda que está encima de él ese está obligado.´ 19¡Ustedes ciegos necios! Pues ¿cuál es más grande, la ofrenda[192]o el altar que lo santifica? 20El que jura por el altar jura por él y por todo lo que hay encima de él. 21Él que jura por el templo jura por este y por aquel que lo habita[193]. 22Él que jura por el cielo jura por el trono de Dios, y por quien está sentado sobre este.
23«¡Hay de ustedes escribas y fariseos hipócritas! Pues ustedes separan la décima parte de la menta, del anís, del comino[194], y han dejado sin hacer las cosas más importantes de la ley: justicia, piedad, y fe. Pero ustedes debieron haber hecho estas cosas, y no haber dejado las otras sin hacer. 24¡Ustedes guías ciegos, que cuelan un mosquito pero se comen un camello!
25¡Pobres de ustedes escribas y fariseos, hipócritas! Pues limpian el exterior de copas y platos, pero por dentro están llenos de extorsión e injusticia[195]. 26Ustedes fariseos ciegos, primero limpien el interior de la copa y del plato, para que el exterior también pueda llegar a limpiarse.
27«¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues son como tumbas blancas, que en exterior parecen bellas, pero en el interior están llenas de huesos de hombres muertos, y de toda suciedad. 28Así mismo ustedes exteriormente parecen correctos ante los hombres, pero en el interior están llenos de hipocresía y maldad.
29«¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues ustedes construyen las tumbas de los profetas, y decoran las tumbas de los justos, 30y dicen, `Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos tomado parte con ellos al derramar la sangre de los profetas.´ 31Así que ustedes mismos dan testimonio que son los hijos de quienes mataron a los profetas. 32Llenen entonces la medida de sus padres[196]. 33Ustedes serpientes, ustedes nido de víboras, ¿cómo escaparán al juicio del infierno? 34Entonces, observen, les envío profetas, hombres sabios y escribas. A algunos de ellos ustedes los matarán y los crucificarán; a algunos los castigarán en sus sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad; 35para que sobre ustedes pueda venir toda la sangre justa vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel a la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario[197] y el altar. 36Con seguridad les digo, todas estas cosas vendrán sobre esta generación.
37«¡Jerusalén, Jerusalén, que asesina a los profetas y apedrea a aquellos que le son enviados! ¡Que tanto habría reunido a tus hijos, así como una gallina reúne a sus polluelos bajos sus alas, y tu no lo harías! 38Observa tu casa es abandonada para quedar desolada. 39Pues les digo, ustedes no me verán desde ahora, hasta que digan, `¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor!´»
1Jesús salió del templo, y estaba siguiendo su camino. Sus discípulos fueron a Él para mostrarle las construcciones del templo. 2Pero Él les contestó, «¿No ven todas estas cosas? Con seguridad les digo, no quedará aquí una piedra sobre otra, ninguna que no sea derribada.»
3Mientras estaba sentado en el monte de los Olivos los discípulos fueron a Él en privado diciendo, «Dinos, ¿Cuándo pasarán estas cosas? ¿Cuál es la señal de tu venida y del final de esta época?»
4Jesús les contestó, «Tengan cuidado para que nadie los haga perder. 5Pues muchos vendrán en mi nombre diciendo, `Yo soy el Cristo,´ y harán perder a muchos. 6Ustedes escucharán de guerras y rumores de guerras. Pero no se sientan afligidos, pues todo esto tiene que pasar, pero el final todavía no llegará. 7Pues naciones se pondrán en contra de naciones y reinos en contra de reinos; habrá hambre, plagas y terremotos en varios lugares. 8Pero todas estas cosas son el comienzo de los de los dolores del parto[198]t. 9Entonces los entregarán para que sean oprimidos y los matarán. Serán odiados por todas las naciones por causa de mi nombre. 10Entonces muchos tropezarán, y se entregarán uno al otro y se odiarán uno a otro. 11Muchos falsos profetas surgirán y perderán a muchos. 12Como la maldad[199] se multiplicará, el amor de muchos se enfriará. 13Pero aquel que persevere hasta el final será salvado. 14Esta Buena Nueva del Reino será predicada en todo el mundo como testimonio para todas las naciones, y entonces llegará el fin.
15«Entonces cuando ustedes vean la abominación de la desolación que fue dicha a través de Daniel el profeta, parada en el sitio sagrado (que el lector entienda), 16entonces que los que estén en Judea huyan a las montañas. 17El que esté en la parte de arriba de su casa que no baje para recoger las cosas que están en su casa. 18El que esté en el campo que no regrese para recoger su ropa. 19¡Pobres de aquellas que tengan niños o que este amamantando en esos días! 20Recen para que su partida no sea en invierno, ni en día sabático, 21pues entonces habrá gran opresión, como no la ha habido desde el comienzo del mundo hasta ahora, y como nunca habrá. 22Si esos días no fueran acortados, ninguna carne sería salvada. Pero por causa de los elegidos, esos días se acortarán.
23«Entonces si alguien les dice, `Observen, aquí está el Cristo,´ o `Allí,´ no le crean. 24Pues se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes signos y maravillas, como para hacer perder, si es posible, incluso a los elegidos.
25«Observen, les he dicho con anticipación. 26Entonces si les dicen, `Observen, Él está en el desierto,´ no salgan; `Observen, Él está en los cuartos interiores[200]´ no le crean. 27Pues así como el relámpago viene del este, y es visto incluso en el oeste, así vendrá el Hijo del Hombre. 28Pues donde quiera que haya carroña, allí los buitres[201] se reunirán. 29Pero de inmediato después de la opresión de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo, y los poderes del cielo se agitarán; 30y entonces la señal del Hijo del Hombre aparecerá en el cielo. Entonces todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del Hombre viniendo entre nubes del cielo con gran poder y gloria. 31Enviará a sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos recogerán a sus elegidos desde los cuatro vientos, desde un lado del cielo hasta el otro.
32«Ahora de la higuera aprendan esta parábola. Cuando sus ramas se hacen suaves, y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33Así también, cuando ustedes vean todas estas cosas, sepan que está cerca, incluso en la puerta. 34Con seguridad les digo, esta generación[202] no pasará, hasta que todas estas cosas se cumplan. 35Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36Pero nadie sabe de ese día y hora, ni siquiera los ángeles del cielo[203], sino sólo mi Padre.
37«Así como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Pues en aquellos días antes de la inundación, comían y bebían, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca. 39y no supieron hasta que la inundación llegó, y se los llevó a todos, así será la venida del Hijo del Hombre. 40Pues de dos hombres que estén en el campo, uno será tomado y el otro dejado; 41de dos mujeres que trabajen en el molino, una será llevada y la otra dejada. 42Entonces estén alerta, pues ustedes no sabe a que hora vendrá su Señor. 43Pero sepan esto, que si el dueño de la casa supiera a que hora de la noche llegara el ladrón, él estaría alerta, y no permitiría que entrara a su casa. 44Entonces estén listos también, pues el Hijo del Hombre vendrá a una hora que ustedes no lo esperan.
45«¿Quién es el siervo fiel y sabio, a quien su señor ha puesto a cargo de la casa, para darles la comida en el momento apropiada? 46Bendito es el siervo a quien el señor encuentre haciendo cuando llegue. 47Con seguridad les digo que lo pondrá a cargo de todo lo que tiene. 48Pero si ese siervo malo dijera en su corazón, `Mi señor se demora en llegar,´ 49y comienza a golpear a sus siervos compañeros, y a comer y beber con los ebrios, 50el señor de ese siervo llegará en un día que él no lo espere, y a una hora que él no conoce, 51y lo cortará en pedazos[204], y podrá su parte con los hipócritas; allí es donde será el llanto y el rechinar de dientes.
1«Entonces el Reino de Dios es como con diez vírgenes, que tomaron sus lamparas, y salieron a encontrar al novio. 2Cinco de ellas era necias, y cinco eran sabias[205]. 3Las que eran necias, cuando tomaron sus lamparas, no tomaron aceite consigo, 4pero las sabias llevaron aceite en botellas junto con sus lamparas. 5Cuando el novio se demoró, todas ellas se acostaron y durmieron. 6Pero a medianoche escucharon un grito, `¡Observen! ¡El novio está llegando! ¡Salgan a encontrarlo!´ 7Entonces todas las vírgenes se levantaron y alistaron sus lamparas. 8Las necias dijeron a las sabias, `Dennos algo de su aceite, pues nuestras lamparas se apagan.´ 9Pero las sabias contestaron, `¿Si no hay suficiente para nosotras y para ustedes? Mejor vayan donde quienes venden, y compren para ustedes.´ 10Mientras ellas fueron a comprar, llegó el novio, y las que estaban listas fueron con él a la fiesta de matrimonio, y la puerta fue cerrada. 11Después las otras vírgenes también llegaron diciendo `Señor, Señor, ábrenos.´ 12Pero él contestó, `Les aseguro, que no las conozco.´ 13Entonces estén alerta, porque ustedes no conocen el día ni la hora en la que el Hijo del Hombre vendrá[206].
14«Pues es como un hombre, que va a otro país, llama a sus siervos, y les encarga sus bienes. 15A uno le dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno; a cada uno de acuerdo a su habilidad. Entonces se fue a su viaje. 16De inmediato el que recibió cinco talentos fue a comerciar con ellos, e hizo otros cinco talentos. 17De la misma forma el que había recibido dos, ganó otros dos. 18Pero el que había recibido uno se fue y lo enterró en la tierra, y escondió así el dinero de su señor.
19«Después de un largo tiempo el señor de aquellos siervos llegó, y concilió cuentas con ellos. 20El que recibió los cinco talentos llegó y trajo otros cinco talentos, diciendo, `Señor, me diste cinco talentos. Observa, he ganado otros cinco talentos además de esos.´
21«Su señor le dijo, `Bien hecho, siervo bueno y confiable. Has sido confiable con unas pocas cosas, te pondré sobre muchas cosas. Entra a la dicha de tu señor.´
22«El que recibió dos talentos también vino y dijo, `Señor, me diste dos talentos. Observa, he ganado otros dos talentos además de esos.´
23«Su señor le dijo, `Bien hecho, siervo bueno y confiable. Has sido confiable con unas pocas cosas, te pondré sobre muchas cosas. Entra a la dicha de tu señor.´
24«También vino el que había recibido un talento y dijo, `Señor, sabía que eres un hombre duro, que recoge de donde no ha sembrado, y reúne de donde no ha esparcido. 25Estaba asustado, salí y escondí tu talento en la tierra. Observa, tienes lo que es tuyo.´
26«Pero su señor le contestó, `Tu siervo malo y perezoso. Sabías que recojo donde no he sembrado y reúno donde no he esparcido. 27Entonces debiste haber depositado mi dinero con los banqueros, y a mi vuelta lo hubiera recibido con intereses. 28Quítenle entonces el talento, y désenlo al que tiene diez talentos. 29Porque al que tiene se le dará, y tendrá en abundancia, pero a aquel que no tiene, incluso lo que tenga se le quitará. 30Arrojen a este siervo improductivo a la oscuridad exterior, donde habrá llanto y rechinar de dientes.´
31«Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con Él, entonces Él se sentará en el trono de su gloria. 32Ante Él estarán todas las naciones reunidas y Él separará unos de otros como un pastor separa sus ovejas de las cabras. 33Él pondrá las ovejas a su mano derecha y las cabras a la izquierda. 34Entonces el Rey le dirá a todos los que estén a su mano derecha, `Vengan, bendecidos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; 35pues yo tenía hambre y ustedes me dieron de comer; tenía sed y me dieron de beber; fui un extraño y me recibieron; 36estuve desnudo y ustedes me vistieron; estuve enfermo y ustedes me visitaron; estuve en prisión y ustedes fueron a mi.´
37«Entonces los correctos le contestarán diciendo, `Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; o con sed y te dimos algo de beber? 38¿Cuándo te vimos como un extraño y te recibimos; o desnudo y te vestimos? 39¿Cuándo te vimos enfermo o en prisión y fuimos a ti?´
40«El Rey les contestará, `Les aseguro, así como hicieron al menos con uno de mis hermanos[207], así lo hicieron conmigo. 41Entonces les dirá a los de la mano izquierda, `Aléjense de mi, ustedes malditos, al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles; 42pues tuve hambre y no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; 43fui un extraño y no me aceptaron; estuve desnudo y no me vistieron; estuve enfermo y en prisión pero no me visitaron.´
44«Entonces ellos contestarán diciendo, `Señor, ¿Cuándo te vimos enfermo, sediento, o como un extraño, o desnudo, enfermo o en prisión y no te ayudamos?´
45«Entonces Él les contestará diciendo, `Les aseguro, así como no lo hicieron al menos con uno de estos[208], tampoco lo hicieron conmigo.´ 46Estos irán al castigo eterno, pero los correctos a la vida eterna.»
1Ocurrió, cuando Jesús había terminado estas palabras, que Él le dijo a sus discípulos, 2«Saben que en dos días vendrá la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.»
3Entonces los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo estaban reunidos en la corte del sumo sacerdote, quien se llamaba Caifás. 4Ellos estuvieron de acuerdo en que atraparían a Jesús con alguna trampa y lo matarían. 5Pero dijeron, «No durante la fiesta, para evitar que ocurra una protesta entre la gente.»
6Cuando Jesús estaba en Betania, en la casa de Simón el leproso[209], 7llegó una mujer con un jarro de alabastro lleno de un ungüento muy costoso, y lo vertió sobre su cabeza mientras Él se sentaba en la mesa. 8Pero cuando sus discípulos vieron estos, se indignaron, diciendo, «¿Por qué este gasto? 9Pues este ungüento podría haber sido vendido por mucho, y dado a los pobres.»
10Pero Jesús, sabiéndolo, les dijo, «¿Por que molestan a la mujer? Pues ella ha hecho una buena obra para mí. 11Porque ustedes siempre tendrán al pobre con ustedes, pero no siempre me tendrán a mí. 12Al verter este ungüento en mi cuerpo, ella me ha preparado para la sepultura. 13Con seguridad les digo, donde quiera en el mundo entero que esta Buena Nueva sea predicada, lo que esta mujer ha hecho también será dicho para recordarla.»
14Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los jefes de los sacerdotes, 15y les dijo, «¿Que está dispuestos a darme, para que se los entregue?» Ellos le prepararon[210] treinta monedas de plata. 16Desde ese momento él buscó una oportunidad para traicionarlo.
17En el primer día de la fiesta del pan sin levadura[211], los discípulos fueron donde Jesús, diciéndole, «¿Dónde quieres que preparemos para que comas las Pascua?»
18Él dijo, «Vayan a la ciudad donde cierta persona, y díganle, `El Maestro dice, «Mi hora está a mano. Celebraré la pascua en tu casa con mis discípulos.»´»
19Los discípulos hicieron tal como Jesús les ordenó, y prepararon la Pascua. 20Cuando había llegado la noche, Él estaba reclinado a la mesa con los doce discípulos. 21Mientras comían, Él dijo, «Con seguridad les digo que uno de ustedes me traicionará.»
22Ellos estaban muy apenados, y cada uno comenzó a preguntarle, «¿No soy yo, verdad, Señor?»
23Él contestó, «Aquel que sumerja su mano[212] conmigo en el plato, el mismo me traicionará. 24El Hijo del Hombre se va, así como está escrito sobre Él, ¡pero pobre del hombre por quien el Hijo del Hombre es traicionado! Sería mejor para ese hombre si no hubiera nacido.»
25Judas, quien lo había traicionado, contestó, «¿No soy yo, verdad, Rabi?»
Él le contestó, «Tu lo has dicho.»
26Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan, dio gracias[213]por este y lo partió. Lo dio a los discípulos y dijo, «Tomen, coman; este es mi cuerpo.» 27Tomó la copa, dio gracias y se las dio diciendo, «Todos ustedes beban de ella, 28pues esta es mi sangre de la nueva alianza, la cual es derramada para muchos para el perdón de los pecados. 29Pero les digo que no tomaré de este fruto de la vid de ahora en adelante sino hasta ese día que lo tome de nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre.» 30Cuando habían cantado un himno[214] se fueron para el Monte de los Olivos.
31Entonces Jesús les dijo, «Todos ustedes tropezarán a causa mía esta noche, pues está escrito, `Golpearé al pastor y las ovejas del rebaño se separarán.´ 32Pero después de que yo sea resucitado, iré antes de ustedes a Galilea.»
33Pero Pedro le contestó, «Aunque todos tropiecen por ti, yo nunca tropezaré.»
34Jesús le dijo, «Te aseguro que esta noche antes de que el gallo cante me negarás tres veces.»
35Pedro le dijo, «Aunque tenga que morir contigo no te negaré.» Todos los discípulos dijeron lo mismo.
36Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemani y le dijo a sus discípulos, «Siéntense acá mientras voy allá a rezar.» 37Llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a entristecerse y a preocuparse. 38Entonces les dijo, «Mi alma está extremadamente triste, incluso hasta la muerte. Quédense acá y estén atentos conmigo.»
39Se adelantó un poco, cayó sobre su cara y rezó diciendo, «Mi Padre, si es posible que está copa se aleje de mi; aunque que no sea lo que yo desee sino lo que tu desees.»
40Fue donde los discípulos y los encontró durmiendo y le dijo a Pedro, «¿Qué, no podían estar atentos conmigo por una hora? 41Estén atentos y oren para que no entren en tentación. El espíritu en verdad lo desea pero la carne es débil.»
42De nuevo una segunda vez se apartó de ellos y oró diciendo, «Mi Padre, si esta copa no se puede alejar de mi sin que la beba, que se haga tu deseo.» 43Fue de nuevo y los encontró durmiendo pues sus ojos estaban pesados. 44Los dejó de nuevo y se apartó de ellos y oró por tercera vez diciendo las mismas palabras. 45Después fue donde sus discípulos y les dijo, «Sigan durmiendo y descansen. Escuchen la hora está a la mano y el Hijo del Hombre es traicionado en las manos de pecadores. 46Levántense y vámonos. Observen el que me traiciona está a la mano.»
47Mientras aún hablaba, Judas uno de los doce llegó, y con él una gran multitud con espadas y palos eran de los jefes de los sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 48Entonces el que lo traicionó les dio una señal, diciendo, «A quien yo bese, ese es. Aprésenlo.» 49De inmediato fue donde Jesús, y le dijo, «¡Saludos, Rabi!» y lo besó.
50Jesús le dijo, «Amigo, ¿por qué estás aquí?» Entonces fueron, pusieron sus manos sobre Jesús, y lo atraparon. 51Uno de los que estaba con Jesús estiró su mano, sacó su espada, le dio al siervo del sumo sacerdote atinándole en la oreja. 52Entonces Jesús le dijo, «Pon tu espada en su lugar, pues aquellos que toman la espada morirán con la espada. 53¿O no piensas que yo podría pedirle a mi Padre, y Él me enviaría ahora más de doce legiones de ángeles? 54¿Entonces como se cumplirían las escrituras si eso fuera así?»
55En ese momento Jesús le dijo a la multitud, «¿Han venido como contra un ladrón con espadas y palos para apresarme? Me senté a diario en el templo y no me arrestaron. 56Pero todo esto ha ocurrido, para que se cumplieran las Escrituras de los profetas.»
Entonces todos los discípulos lo dejaron, y huyeron. 57Los que habían tomado a Jesús lo condujeron donde Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. 58Pero Pedro lo siguió a distancia hasta la corte del sumo sacerdote, entró y se sentó con los oficiales, para ver el final. 59Entonces el sumo sacerdote, los ancianos y el consejo entero buscaban testimonios falsos contra Jesús, para poder sentenciarlo a muerte; 60y no encontraron. Aun cuando muchos testigos falsos fueron, no encontraron ninguno. Pero al final dos testigos falsos fueron, 61y dijeron, «Este hombre dijo, `Puedo destruir el templo de Dios, y construirlo en tres días.´»
62El sumo sacerdote se levantó, y le dijo, «¿No tienes respuesta? ¿Qué es esto que estos dan como testimonio en tu contra?» 63Pero Jesús mantuvo su paz[215]. El sumo sacerdote le dijo, «Te ordeno por el Dios viviente, que nos diga si tu eres el Cristo, el Hijo de Dios.»
64Jesús le dijo, «Tu lo has dicho. Sin embargo, te digo, ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poderoso, y viniendo entre las nubes del cielo.»
65Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestido, diciendo, «¡Ha dicho blasfemias! ¿Por qué necesitamos más testigos? Observen, ahora ustedes han escuchado su blasfemia. 66¿Qué piensan?»
Le contestaron, «¡Merece la muerte!» 67Entonces escupieron en su rostro y lo golpearon con sus puños, y algunos le dieron bofetadas, 68diciendo «¡Profetiza para nosotros, tu Cristo! ¿Quién te golpeó?
69Pedro estaba sentado fuera de la corte, y una empleada fue donde él diciendo, «¡Tu también estabas con Jesús, el de Galilea!»
70Pero él lo negó ante todos, diciendo, «No se de que estás hablando.»
71cuando había salido al pórtico, alguien más[216] lo vio, y le dijo a los que estaban allí, «Este hombre también estaba con Jesús de Nazaret.»
72De nuevo lo negó con un juramento, «No conozco al hombre.»
73Después de un momento, los que allí estaban fueron y le dijeron a Pedro, «Seguramente tu eres también uno de ellos, pues tu forma de hablar te da a conocer.»
74Entonces él comenzó a maldecir y a jurar, «¡No conozco al hombre!»
De inmediato el gallo cantó. 75Pedro recordó las palabras que Jesús le había dicho, «Antes de que el gallo cante, me negarás tres veces.» Se fue y lloró amargamente.
1Cuando la mañana llegó, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron consejo contra Jesús para condenarlo a muerte: 2lo ataron, lo condujeron afuera y lo enviaron a Poncio Pilato, el gobernador. 3Entonces Judas, quien lo había traicionado, cuando vio que Jesús fue condenado, sintió remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y los ancianos, 4diciendo, «he pecado porque he traicionado sangre inocente.»
Pero ellos le dijeron, «¿Que tiene que ver con nosotros? Es tu problema[217].»
5Lanzó las monedas de plata en el santuario[218], y salió. Se alejó y se colgó. 6Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron, «No es legal darlas como ofrenda, porque es el precio de sangre.» 7Tomaron consejo, y compraron un campo[219] con estas, para enterrar extraños. 8Por esto ese campo se llamó «El campo de la sangre» desde ese día. 9Entonces se cumplió lo que había sido dicho por intermedio de Jeremías el profeta[220]:
«Tomaron[221] las treinta monedas de plata,El precio de aquel sobre quien se había puesto precio[222], A quien algunos de los hijos de Israel le pusieron precio[223],
10Y las dieron[224] por el campo del alfarero, Como el Señor me ordenó.»
11Entonces Jesús fue donde el gobernador: y el gobernador le preguntó, «¿Eres el Rey de los Judíos?»
Jesús le dijo, «Tal como dices.»
12Cuando fue acusado por los jefes de los sacerdotes y los ancianos, no contestó nada. 13Entonces Pilato le dijo, «¿No escuchas cuantas cosas dan como testimonio en tu contra?»
14Él no respondió, ni siquiera una palabra, así que el gobernador se maravilló. 15En la fiesta el gobernador solía liberar un prisionero para la multitud, el que ellos quisieran. 16Tenían, entonces, un notable prisionero llamado Barrabás. 17Entonces cuando la gente se había reunido, Pilato les dijo, «¿A quien quieren que libere por ustedes? ¿A Barrabás, o a Jesús, quien es llamado Cristo?» 18Pues él sabia que era por envidia que Jesús le había sido enviado.
19Mientras se sentaba en la silla para juzgar, su esposa le envió, diciendo, «No tengas nada que ver con este hombre justo, pues he sufrido muchas cosas este día en un sueño por su causa.» 20Mientras tanto, los jefes de los sacerdotes persuadieron a la multitud para que pidieran a Barrabás y destruyeran a Jesús. 21Pero el gobernador les pregunto, «¿A cuál de los dos desean que les libere?»
Ellos dijeron, «¡Barrabás!»
22Pilato les dijo, «¿Qué debo hacer entonces con Jesús, quien es llamado Cristo?»
Todos ellos le dijeron, «¡Que sea crucificado!»
23Pero el gobernador dijo, «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?»
Pero gritaron exageradamente diciendo, «¡Que lo crucifiquen!»
24Así que cuando Pilato se dio cuenta de que no conseguía nada, pero en cambio se estaba comenzando un disturbio, tomó agua y se lavó las manos ante la multitud diciendo, «Yo soy inocente de la sangre[225] de este hombre justo. Ustedes verán[226].»
25Todas la gente contestó, «¡Que su sangre se derrame sobre nosotros y sobre nuestros hijos[227]!»
26Entonces les liberó a Barrabás pero Jesús fue azotado y entregado para ser crucificado. 27Luego los soldados del gobernador llevaron a Jesús a la tienda del Pretor y reunieron a toda la tropa en contra de Él[228]. 28Le quitaron la ropa y le pusieron un manto escarlata. 29Le trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y un vara en la mano derecha; se arrodillaron delante de Él y lo ridiculizaron diciendo, «¡Paz, [229]Rey de los Judíos!» 30Lo escupieron[230], tomaron una vara y le pegaron en la cabeza. 31Después de ridiculizarlo le quitaron el manto y le pusieron su ropa y lo llevaron para crucificarlo.
32Cuando salieron encontraron un hombre de Cirene llamado Simón, lo obligaron a ir con ellos para que cargara la cruz[231]. 33Llegaron a un lugar llamado «Gólgota» que significa, «El lugar de la calavera.» 34Le dieron vino amargo[232]. Cuando lo probó no quiso tomar. 35Cuando lo crucificaron se dividieron su ropa entre ellos echando suertes, [233] 36y se sentaron y lo vigilaron allí. 37Pusieron escrito sobre su cabeza la acusación en contra de Él, «ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.»
38Habían dos ladrones crucificados con Él, uno a su derecha y el otro a su izquierda. 39Los que pasaban lo blasfemaban moviendo sus cabezas, 40y diciendo, «Tu que destruyes el templo y lo vuelves a construirlo en tres días, ¡sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios baja de esa cruz!»
41De la misma forma los jefes de los sacerdotes también lo ridiculizaban, junto con los escribas, los fariseos[234] y los ancianos, diciendo, 42«Él salvó a otros, pero no puede salvarse a si mismo. Si es el Rey de Israel, que baje de la cruz ahora, para que creamos en Él. 43Él confía en Dios. Que Dios lo libere ahora, si lo aprecia; pues Él dijo, `Soy el Hijo de Dios.´» 44También los ladrones que estaban crucificados con Él, le hacían el mismo reproche.
45Desde la sexta hora[235] hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la novena hora[236] 46Alrededor de la novena hora Jesús grito con fuerte voz, «Elí, Elí, ¿lima sabachthani?[237]» Que es, «Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has abandonado?»
47Algunos de lo que estaban allí, cuando lo escucharon, dijeron, «Este hombre está llamando a Elías.»
48De inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó con vinagre, la puso en una vara y le dio para que bebiera. 49Los demás dijeron, «Déjalo. Veamos si Elías viene a salvarlo.»
50Jesús gritó nuevamente con fuerte voz, y entregó su espíritu. 51La cortina del templo se rasgó de arriba a abajo en dos. La tierra tembló y se rompieron las rocas. 52Se abrieron las tumbas, y muchos cuerpos de santos que habían caído dormidos se levantaron; 53y después de la resurrección de Jesús[238], salieron de las tumbas, entraron a la ciudad santa y se aparecieron a muchos. 54Entonces el centurión, y los que estaban con él viendo a Jesús, cuando sintieron el temblor, y las cosas que ocurrieron, se asustaron mucho y dijeron, «Verdaderamente este era el Hijo de Dios.»
55Muchas mujeres estaban mirando desde cierta distancia, ellas habían seguido a Jesús desde Galilea y le habían servido. 56Entre ellas estaba Maria Magdalena, Maria la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo. 57Cuando llegó la noche, un hombre rico de Arimatea llamado José quien era también un discípulo de Jesús llegó. 58Este hombre fue donde Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que le entregaran el cuerpo. 59José tomó el cuerpo, y lo envolvió en una tela de lino limpia[239], 60lo puso en una tumba nueva de su propiedad, que había cavado en la roca, rodó una gran piedra en la puerta de la tumba, y partió. 61María Magdalena estaba allí, junto con la otra Maria, sentadas al otro lado de la tumba. 62Al día siguiente, que era el día después de la Preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se reunieron con Pilato 63y le dijeron, «Señor recordamos lo que ese impostor dijo mientras aún estaba vivo: `Después de tres días resucitaré.´ 64Ordena entonces que la tumba sea asegurada hasta el tercer día, para evitar que tal vez sus discípulos vengan durante la noche, lo roben y digan a la gente, `Ha resucitado de la muerte;´ y el último fraude sea peor que el primero.»
65Pilato les dijo, «Tienen una guardia. Vayan y asegúrenlo tanto como puedan.» 66Así que fueron con la guardia y aseguraron la tumba, sellando la roca.
1Después del día Sabático, cuando comenzó el amanecer del primer día de la siguiente semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver la tumba. 2Ocurrió que hubo un gran temblor de tierra, pues un ángel del Señor bajó del cielo, fue y rodó la piedra de la puerta y se sentó sobre esta. 3Su apariencia era como un rayo, y su vestido blanco como la nieve. 4Llenos de temor los guardias temblaron y quedaron como muertos. 5El ángel les dijo a las mujeres, «No tengan miedo, pues se que buscan a Jesús quien ha sido crucificado. 6Él no está aquí, pues ha resucitado así como había dicho. Vengan y vean el lugar donde yacía el Señor. 7Vayan rápido y díganle a sus discípulos, `Él ha resucitado de la muerte, y escuchen, irá antes que ustedes a Galilea, allí lo verán.´ Les he dicho.»
8Partieron rápidamente de la tumba con gran temor y alegría, y corrieron a llevarles la palabra a los discípulos. 9Cuando iban a contarle a los discípulos, Jesús se encontró con ellas, y les dijo, «¡Alégrense!»
Ellas al llegar se arrodillaron, tomaron sus pies y lo alabaron.
10Entonces Jesús les dijo, «No se asusten. Vayan y díganle a mis hermanos[240] que deben ir a Galilea, y allí me verán.»
11Mientras ellas iban, algunos de los guardias fueron a la ciudad, y les dijeron a los jefes de los sacerdotes todas las cosas que habían ocurrido. 12Cuando se reunieron con los ancianos, y había tomado consejo, le dieron un gran cantidad de monedas de plata a los soldados, 13y les dijeron, «Digan `Sus discípulos vinieron en la noche, y lo robaron mientras dormíamos.´ 14Si esto llega a los oídos del gobernador, lo convenceremos y no tendrán de que preocuparse.» 15Así que tomaron el dinero e hicieron como se les dijo. Este mensaje fue difundido entre los judíos y continua hasta este día.
16Los once discípulos fueron a Galilea, a las montañas donde Jesús los había enviado[241]. 17Cuando lo vieron, se inclinaron ante Él[242], pero algunos dudaron. 18Jesús fue donde ellos y les habló, «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y sobre la tierra[243]. 19Entonces vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, 20enseñándoles a seguir todas las cosas que les he ordenado. Observen, estaré con ustedes siempre, hasta el final de este tiempo[244].» Amén.
[1] Versión: 0.9. Damos gracias a Dios. Traducción basada especialmente en [WEB]. Los nombres a español han sido tomados de [DiosHablaHoy]. Algunos cambios en la traducción (anotados en pies de página) se basan en [DieBibel], [DiosHablaHoy] y [Peshitta]. Hasta el momento han colaborado traduciendo a español, comparando y corrigiendo: Melissa Giraldo y Vladimir Támara. Las comparaciones con [TR], [NU] y [MT] son tomadas de [WEB] y fueron realizadas por Michael Jhonson. Puede buscar una versión más actualizada en http://de.geocities.com/nuestroamigojesus/bdp o ayudar a mejorar esta traducción en la lista evangelios-dp a la que puede suscribirse en: http://groups.yahoo.com/group/evangelios-dp
[2] Cristo (griego) y Mesías (hebreo) ambos significan «El ungido.»
[3] [WEB] dice `exilio,´ [DieBibel] dice `prisión,´ [DiosHablaHoy] dice `en el tiempo en que los israelitas fueron llevados cautivos a Babilonia,´ [Peshitta] dice `cautiverio.´
[4] «Jesús» es una variación griega del nombre Judío «Yehoshua,» que significa «Yah salva.» «Jesús» es también la forma masculina de «Yeshu`ah,» que significa «Salvación.»
[7] [WEB] dice `no la conoció sexualmente,´ la traducción escogida aparece en [DieBibel] y [Peshitta].
[9] La palabra para «hombres sabios» (magoi) también puede ser profesores, sacerdotes, médicos, astrólogos, interpretes de sueños o hechiceros. [Peshitta] dice `magos.´
[15] [DieBibel] dice `pues ellos estaban ahí,´ [DiosHablaHoy] dice `porque ya estaban muertos.´
[18] o sumergidos.
[20] o sumerjo.
[22] [DiosHablaHoy] dice `a quien he elegido.´
[25] [WEB] dice `entregado,´ tanto [DieBibel] como [DiosHablaHoy] dicen que Juan fue encerrado en la cárcel, [Peshitta] dice `arrestado.´
[28] [DiosHablaHoy] dice `Vuelvanse a Dios´
[31] [DiosHablaHoy] dice `Dichosos´
[32] [DieBibel] dice `pobres,´ [DiosHablaHoy] dice `los que reconocen su necesidad espiritual.´
[33] [WEB] dice `gentle´ que podría traducirse como `pacíficos,´ la traducción escogida es tomada de [DieBibel] (`die keine Gewalt anwenden´). [DiosHablaHoy] dice `los de corazón humilde,´ [Peshitta] dice `meek´ que podría traducirse como `los pacientes,´ o `los pacificos´
[34] [DiosHablaHoy] dice `de hacer lo que Dios exige,´ [Peshitta] y [WEB] dicen `righteousness´ que puede ser `justicia´ o `rectitud,´ [DieBibel] dice `Gerechtigket´ que es `justicia.´ Con la frase que sigue `Porque serán saciados´ parece más apropiado `justicia.´
[35] Literalmente iota
[38] «Raca» es un insulto en Arameo, relacionado con la palabra «vacío» y que lleva la idea de cabeza-hueca.
[39] Gehena es otro nombre para infierno, ver nota al pie de Marcos 9,43.
[42] Ni [DieBibel], ni [DiosHablaHoy] mencionan al fiscal, [Peshitta] dice `tu adversario en la ley´.
[44] Literalmente cuadrante (kodrantes). Un cuadrante era una pequeña moneda de cobre cuyo valor era cerca de 2 leptones (la ofrenda de la viuda), lo que no es suficiente para comprar mucho de algo.
[47] [WEB] dice `sino que harás tus promesas al Señor´, [Peshitta] dice `sino que completarás tu juramente al Señor,´ [DieBibel] dice `cumplirás lo que has prometido al Señor.´
[48] [DiosHablaHoy] dice `lo que se aparta de esto es malo.´
[50] [DiosHablaHoy] dice `a llevar carga una milla.´
[53] [WEB] dice `recolectores de impuestos,´ [Peshitta] dice `publicanos,´ tanto [DieBibel] como [DiosHablaHoy] dicen `paganos.´
[54] En [DiosHablaHoy] dice `practicar su religión,´ dice `su Justicia,´ [Peshitta] dice `dar limosna.´
[55] [DiosHablaHoy] dice `no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo.´
[59] [DieBibel] dice `lombrices,´ [DiosHablaHoy] dice `las cosas se echan a perder,´ [Peshitta] y [WEB] dicen `óxido.´
[62] Literalmente un codo.
[64] [WEB] dice `es la ley y los profetas,´ [DieBibel] dice `constan´ y [DiosHablaHoy] dice `mandan.´
[65] [DiosHablaHoy] dice `para que todos sepan que ya estás limpio de tu enfermedad.´
[70] [WEB], [Peshitta] y [DiosHablaHoy] dicen `la casa,´ [DieBibel] dice `su casa.´
[72] [DiosHablaHoy] dice `encoge.´
[74] [DiosHablaHoy] dice `que los músicos estaban preparados para el entierro,´ [Peshitta] dice `a quienes se lamentaban.´
[76] [WEB] dice `cuyo apellido era Tadeo,´ [Peshitta] dice `quien era llamado Tadeo,´ tanto [DiosHablaHoy] como [DieBibel] sólo dicen `Tadeo.´
[77] [DiosHablaHoy] dice `el celote,´ [Peshitta] y [WEB] dicen `el cananita,´ [DieBibel] dice `Simón Cananeo´ y explica en una nota al pie de página que no es el apellido sino que designa `celote´ o `fanático.´
[79] [DieBibel], [DiosHablaHoy] y [TR] agregan «resuciten los muertos.»
[87] Un asarión es una pequeña moneda cuyo valor es un décimo de un dracma o un dieciseisavo de un denario (aproximadamente el jornal de un día de trabajo agrícola).
[88] [DiosHablaHoy] dice `se declara a mi favor delante de los hombres.´
[89] [WEB] dice `enviar paz,´ [Peshitta] dice `traer calma,´ [DieBibel] y [DiosHablaHoy] dicen `traer paz.´
[90] [DiosHablaHoy] dice `lucha.´
[92] [DiosHablaHoy] dice `no merece ser mio.´
[94] [DieBibel] dice `porque es un profeta,´ [DiosHablaHoy] dice `porque habla en nombre de Dios,´ [WEB] dice `en el nombre de un profeta.´
[95] [DiosHablaHoy] dice `bueno.´
[96] [WEB] y [Peshitta] dicen `en el nombre de un discípulo,´ [DiosHablaHoy] dice `por ser seguidor mio.´
[101] [Peshitta] dice `roban´ en lugar de `toman,´ [DiosHablaHoy] dice `y los que usan la fuerza pretenden acabar con él.´
[103] [WEB] dice `pero la sabiduría es justificada por sus hijos,´ [DiosHablaHoy] dice `Pero la sabiduría de Dios se demuestra por todos sus resultados,´ [Peshitta] dice `pero la sabiduría se justifica por sus obras.´
[106] [DiosHablaHoy] dice `sencillos.´
[111] [DiosHablaHoy] dice `sus seguidores´
[112] [DiosHablaHoy] dice `Por eso ellos mismos demuestran que ustedes están equivocados.´
[118] [DieBibel] dice `así con sus ojos no verán/ y con sus oídos no escucharán,/ entonces con sus corazones/ no comprenderán,/ así que no se convertirán y yo no los sano.´
[120] Literalmente tres sata. 3 sata son cerca de 39 litros o un poco más que un saco.
[122] La palabra `hermanos´ proviene de una palabra que también se emplea para primos y parientes.
[123] [WEB] dice `No es legal para ti tenerla,´ [Peshitta] dice `No es legal que sea una esposa para tí.´
[124] La noche se dividía de forma equitativa en cuatro vigilias, así que la cuarta vigilia es aproximadamente entre 3:00 A.M. y amanecer.
[125] Ver Éxodo 3:14.
[126] [DieBibel] dice `Lo que te debo, lo aclaro como ofrenda a Dios,´ [DiosHablaHoy] dice `No puedo ayudarte, porque todo lo que tengo lo he ofrecido a Dios,´ [Peshitta] dice `mi ofrenda es lo que hubieras ganado de mí.´
[127] [DiosHablaHoy] dice `y que cualquiera que diga esto, ya no está obligado a ayudar a su padre o a su madre,´ [Peshitta] dice `entonces no necesita honrar a su padre o a su madre.´
[138] [DiosHablaHoy] dice `ningún hombre te lo ha mostrado.´
[139] El nombre de Pedro, Petro en Griego, es la palabra específica para roca o piedra.
[140] Griego, petra, una masa de roca o cama de piedras.
[142] [DiosHablaHoy] y [Peshitta] dicen `esta visión.´
[146] [DieBibel] y [DiosHablaHoy] omiten esta parte agregándola como nota al pie.
[148] Un didracma es una moneda griega de plata cuyo valor son 2 dracmas, casi tanto como 2 denarios romanos, o 2 días de jornal. Era usado comúnmente para pagar el impuesto del templo de medio shekel, porque 2 dracmas correspondían al valor de medio shekel de plata. [Peshitta] agrega `para impuestos.´
[149] [DiosHablaHoy] dice `súbditos.´
[151] Un stater es una moneda de plata equivalente a cuatro attics o dos dracmas alejandrinos, o un shekel Judío: justo lo suficiente para cubrir el impuesto de templo de medio shekel para dos personas. [Peshitta] dice sólo `moneda.´
[152] o infierno.
[153] [DieBibel] y [DiosHablaHoy] no agregan este versículo, lo mencionan al pie de página, de acuerdo a [DieBibel] sólo aparece en algunos textos. En [Peshitta] si está.
[156] Diez mil talentos representa una suma de dinero extremadamente cuantiosa, es equivalente a cerca de 60,000,000 denarios, donde un denario era el salario típico de un día de trabajo agrícola.
[157] 100 denarios son como un sexto de un talento.
[160] [WEB] dice `Si este es el caso del hombre con su esposa, no es necesario casarse,´ la traducción escogida es tomada de [Peshitta].
[161] [WEB] dice `tales,´ [DieBibel] dice `a hombres como ellos,´ [Peshitta] dice `a quienes son como ellos.´
[162] [DiosHablaHoy] dice `¿Por qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Bueno solamente hay uno.´
[163] [WEB], [Peshitta] y [DiosHablaHoy] dicen `perfecto,´ la traducción escogida es tomada de [DieBibel].
[165] [WEB] dice `un rico entrará al Reino de Dios con dificultad,´ traducción escogida tomada de [Peshitta].
[168] [WEB] dice `regeneración,´ [DiosHablaHoy] dice `cuando llegue el tiempo en que todo sea renovado,´ [DieBibel] dice `cuando el mundo sea creado de nuevo,´ [Peshitta] dice `el nuevo mundo.´
[169] Un denario es una moneda plateada Romana que equivale a un veinticincoavo de un aureus Romano. Este era el pago común por un día de trabajo de un campesino.
[170] El tiempo se media de amanecer a atardecer, así que la tercera hora era cerca de las 9:00 A.M.
[172] mediodía y 3:00 P.M.
[173] 5:00 P.M.
[175] Tanto [DieBibel] como [DiosHablaHoy] dicen `injusticia.´
[176] [DiosHablaHoy] dice ¿O es que te da envidia que yo sea bondadoso?
[177] Esta parte no aparece en [DiosHablaHoy], y aparece en [DieBibel] como pie de página.
[178] [WEB] dice `Ustedes saben que los gobernantes de las naciones mandan sobre estas, y los grandes ejercen autoridad sobre estas,´ [Peshitta] dice `los dirigentes de los gentiles son señores sobre ellos y sus nobles tienen autoridad sobre ellos,´ la traducción usada es tomada de [DieBibel].
[187] [DiosHablaHoy] dice `Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras.´
[189] [DiosHablaHoy] dice `jefes.´
[190] Algunos manuscritos griegos invierten el orden de los versos 13 y 14, y algunos omiten el verso 13, numerando el 14 como 13. [DieBibel] no tiene el 14, numera el 14 como 13.
[194] Comino es una semilla aromática del cuminum cyminum, parecido a la alcaravea en sabor y apariencia. Es usado como especia.
[195] [TR] dice «auto-indulgencia» en lugar de «injusticia,» [DiosHablaHoy] dice `avaricia,´ [Peshitta] dice `extorsión.´
[196] [DiosHablaHoy] dice `Terminen de hacer, pues, lo que sus antepasados comenzaron.´
[200] [DiosHablaHoy] dice `aquí está escondido.´
[201] O águilas.
[202] La palabra para «generación» (genea) también puede traducirse como «raza.» [Peshitta] dice `tribu.´
[203] Tanto [DieBibel] como [DiosHablaHoy] agregan `ni el Hijo.´
[205] [DiosHablaHoy] dice `despreocupadas´ y `previsoras.´
[206] Ni [DieBibel], ni [Peshitta], ni [DiosHablaHoy] dicen `en la que el Hijo del Hombre vendrá.´
[207] La palabra para «hermanos» aquí también puede traducirse correctamente como «hermanos y hermanas»
[212] [DiosHablaHoy] dice `Uno que moja el pan en el mismo plato que yo.´
[225] [DiosHablaHoy] dice muerte
[227] [DiosHablaHoy] dice `Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte.´
[228] [DiosHablaHoy] y [DieBibel] dicen `alrededor de Él.´
[231] [DiosHablaHoy] dice `cargara la cruz con Jesús.´
[232] [DiosHablaHoy] dice `mezclado con hiel.´
[233] [TR] añade «para que se cumpliera lo dicho por los profetas: `Se dividieron mi ropa entre ellos, y por mi ropa echaron suertes;´» [ver Salmo 22:18 y Juan 19:24].
[234] [TR], [DieBibel] [DiosHablaHoy] omiten «los fariseos,»
[235] Mediodía.
[236] 3:00 P.M.
[237] [TR] dice «lama», [DieBibel] dice «lema sabachtani», [DiosHablaHoy] dice «lema sabactani,» [Peshitta] no dice esta parte, sólo lo que significa.
[238] [WEB] dice `de su resurrección.´ La traducción escogida concuerda con la de [DieBibel] y [DiosHablaHoy].
[240] La palabra para «hermanos» también podría traducirse como «hermanos y hermanas», ver nota de Mateo 13,55.
[DieBibel] Einheitsübersetzung der Heiligen Schrift. Die Bibel. Gesamtausgabe. Otto Knoch, Heinrich Arenhe, Gerhard Barth, et al. Verlag Katholissches Bibelwerk GmbH. 1980. Todos los derechos reservados.
[DiosHablaHoy] Dios Habla Hoy. La Biblia. Sociedades bíblicas unidas. 1995. Todos los derechos reservados.
[Peshitta] Peshitta Aramaic/English Interlinear New Testament. Paul D. Younan. http://www.peshitta.org/ Permite uso o reproducción de cualquier parte en cualquier forma sin permiso previo.
[WEB] World English Bible Michael Johnson con base en American Standard Bible de 1911. http://www.ebible.org 2002. Dominio público.
[Elberfelder] Johannes Evangelium: mit Erklärungen von Werner Heukelbach. Elberfelder. Missionswerk Werner Heukelbach. Todos los derechos reservados.
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It exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from people in all walks of life. Volunteers and financial support to provide volunteers with the assistance they need, is critical to reaching Project Gutenberg-tm's goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will remain freely available for generations to come. In 2001, the Project Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 and the Foundation web page at http://www.pglaf.org. Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit 501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at http://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by U.S. federal laws and your state's laws. The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered throughout numerous locations. Its business office is located at 809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact information can be found at the Foundation's web site and official page at http://pglaf.org For additional contact information: Dr. Gregory B. Newby Chief Executive and Director gbnewby@pglaf.org Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide spread public support and donations to carry out its mission of increasing the number of public domain and licensed works that can be freely distributed in machine readable form accessible by the widest array of equipment including outdated equipment. Many small donations ($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt status with the IRS. The Foundation is committed to complying with the laws regulating charities and charitable donations in all 50 states of the United States. Compliance requirements are not uniform and it takes a considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up with these requirements. We do not solicit donations in locations where we have not received written confirmation of compliance. To SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any particular state visit http://pglaf.org While we cannot and do not solicit contributions from states where we have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition against accepting unsolicited donations from donors in such states who approach us with offers to donate. International donations are gratefully accepted, but we cannot make any statements concerning tax treatment of donations received from outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff. Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation methods and addresses. Donations are accepted in a number of other ways including including checks, online payments and credit card donations. To donate, please visit: http://pglaf.org/donate Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works. Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be freely shared with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper edition. Each eBook is in a subdirectory of the same number as the eBook's eBook number, often in several formats including plain vanilla ASCII, compressed (zipped), HTML and others. Corrected EDITIONS of our eBooks replace the old file and take over the old filename and etext number. The replaced older file is renamed. VERSIONS based on separate sources are treated as new eBooks receiving new filenames and etext numbers. Most people start at our Web site which has the main PG search facility: http://www.gutenberg.net This Web site includes information about Project Gutenberg-tm, including how to make donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. EBooks posted prior to November 2003, with eBook numbers BELOW #10000, are filed in directories based on their release date. If you want to download any of these eBooks directly, rather than using the regular search system you may utilize the following addresses and just download by the etext year. http://www.ibiblio.org/gutenberg/etext06 (Or /etext 05, 04, 03, 02, 01, 00, 99, 98, 97, 96, 95, 94, 93, 92, 92, 91 or 90) EBooks posted since November 2003, with etext numbers OVER #10000, are filed in a different way. The year of a release date is no longer part of the directory path. The path is based on the etext number (which is identical to the filename). The path to the file is made up of single digits corresponding to all but the last digit in the filename. For example an eBook of filename 10234 would be found at: http://www.gutenberg.net/1/0/2/3/10234 or filename 24689 would be found at: http://www.gutenberg.net/2/4/6/8/24689 An alternative method of locating eBooks: http://www.gutenberg.net/GUTINDEX.ALL *** END: FULL LICENSE ***